MEDIDAS
PREVENTIVAS PARA MINIMIZAR LOS EFECTOS DEL ESTRÉS EN LA CALIDAD DE VIDA DE LOS
ESTUDIANTES
El estrés no sólo afecta la calidad de
vida, sino que es el detonante de muchas enfermedades.
El estrés es una respuesta del cuerpo al
cambio, es algo muy individual. Una
situación puede ser para una persona muy
estresante, para otra es indiferente. Por ejemplo, alguien puede sentirse muy
tenso mientras maneja; para otro, manejar es una forma de disfrutar y relajarse.
Algo que le causa temor a una persona, como escalar una montaña, puede ser muy
divertido para otra.
La vida sin estrés puede
parecer aburrida; la clave es manejar el estrés en forma apropiada, las respuestas inadecuadas pueden generar
problemas de salud.
Es importante que cada persona sepa
reconocer que es responsable del manejo de su propio Stress, este es producto
de la forma en que él o ella piensan. Aprender
a monitorear sus niveles de stress, y subirlos si es necesario para
estar más alerta ò bajarlos sí usted se está sintiendo muy tenso.
Manejando su Stress efectivamente se
podrá mejorar significativamente su calidad de vida.
Prevención
del estrés
Para poder prevenir y afrontar el estrés de
manera óptima, el primer requisito es que la persona se fortalezca física y
psicológicamente, de manera que pueda hacer frente y resistir las inevitables
circunstancias de la vida.
Es importante también que aprenda a
disminuir el nivel de estrés de las situaciones personales, de modo que no
superen las propias resistencias.
Otro factor relevante para lograr el éxito
ante al estrés es la actitud o la forma en que la persona asuma y analice las
situaciones que enfrenta.
Sobre este tema de las actitudes ante
situaciones que provocan estrés, Lazarus y Folkman (1986) plantean que las
personas evalúan los agentes estresantes de tres formas distintas. La primera
opción es considerar al agente como un daño irreparable ya ocurrido. En este
caso, la persona sufre el riesgo de permanecer lamentándose del pasado y
obstruir toda estrategia reparadora.
Por otra parte, si percibe la situación
como una amenaza tiende a ver el futuro con pesimismo, de forma incierta y es
probable que la ansiedad se apodere de ella.
Finalmente, si la persona asume el agente
estresante como un reto, se sentirá con mayor capacidad para enfrentar la
situación y buscar posibles alternativas de solución.
Otros aspectos a los que se debe prestar
atención para prevenir el estrés, de acuerdo con autores tales como Bensabat
(1987), Melgosa (1995) y Neidhardt et al. (1989), son, por ejemplo: el
ejercicio físico y el reposo, la alimentación, el contacto con la naturaleza,
el tiempo libre, la planificación del tiempo, objetivos y actividades.
En cuanto al ejercicio y el reposo, se
menciona que la mayoría de las personas que sufren de estrés no practican
ejercicio físico, ni son capaces de lograr un descanso adecuado, lo cual genera
un círculo vicioso de difícil salida.
Empezar a practicar ejercicio es la forma más sencilla y eficaz de salir
de ese círculo y, además, el reposo necesario para recuperar la energía se
facilita cuando se realiza ejercicio de manera regular.
El ejercicio físico proporciona una serie
de beneficios opuestos a la acción del estrés, entre ellos: aumenta la eficacia
del corazón; mejora la circulación sanguínea; reduce el nivel de colesterol;
favorece la producción de endorfinas, que son responsables del estado de
bienestar general; relaja los músculos; ayuda a mantener la flexibilidad de las
articulaciones; quema el exceso de energía permitiendo mantener el peso ideal;
favorece la oxigenación de las células y ayuda a controlar la hipertensión;
asimismo, facilita el descanso, favorece la eliminación de toxinas, aumenta la
capacidad y agilidad mental, mejora el estado de ánimo y favorece el buen humor
y la autoestima.
Sobre el descanso, este debe ser
cotidiano, semanal y anual. Además, debe ser de calidad, de modo que permita
recuperarse del desgaste tanto físico como psíquico que conlleva la realización
de las actividades.
Los buenos hábitos relacionados con la
alimentación son importantes siempre, pero sobre todo cuando hay estrés, esto
por cuanto si la persona está sufriendo de este tiende a comer en exceso, a no
comer lo necesario o hacerlo deprisa y en cualquier momento. Además, cuando el
organismo se encuentra estresado, emplea una mayor cantidad de energía y de
manera rápida, lo cual añade una carga al sistema cardiovascular.
Algunas recomendaciones sobre hábitos
alimenticios son: comer despacio masticando correctamente los alimentos y a
horas fijas; controlar la cantidad de grasa que se ingiere; consumir frutas,
verduras y cereales integrales en cantidad suficiente; reducir la ingesta de
azúcar, sal y condimentos; asegurarse de ingerir vitaminas del complejo B por
cuanto son fundamentales para conservar el equilibrio nervioso y una buena
función cerebral, al igual que de la vitamina C; reducir al mínimo el consumo
de productos que contengan grasa animal para reducir el nivel de colesterol;
controlar el peso y tomar suficiente agua, de la cual se sugiere tomar entre un
litro y litro y medio fuera de las comidas y aparte de la que por su propia
naturaleza contienen los alimentos.
El contacto con la naturaleza es una
experiencia relajante integral que ayuda a prevenir el estrés.
La persona obtiene de la interacción con
ella paz y salud. La naturaleza ofrece múltiples beneficios, entre ellos la
vista se recrea con el paisaje y los colores, el oído con los sonidos
naturales, el olfato con los olores silvestres, el gusto con alimentos
saludables tomados de este ambiente y el organismo entero con el aire puro y el
sol.
Utilizar de forma adecuada el tiempo libre
permite también prevenir de mejor forma el estrés, por cuanto compensa los
efectos negativos del exceso de trabajo o de estudio, ayuda a afianzar las
relaciones familiares y sociales y permite cambiar el ritmo y dejar de lado los
problemas cotidianos.
La planificación personal también ayuda a prevenir
el estrés. Se sugieren dos pasos: primero, identificar los objetivos personales
clasificando lo que para la persona es realmente importante, mediante el
establecimiento de una escala de prioridades. Y segundo, organizar el tiempo
disponible de la mejor manera elaborando, por ejemplo, un programa realista de
actividades que permita cumplir con estas sin un exceso de presión.
Bensabat (1987) ofrece algunas sugerencias
prácticas anti-estrés, entre ellas: hacer un inventario de los factores habituales
de estrés y tratar de eliminar los que son responsables de tensiones inútiles;
evitar allegados o familiares cuando se sienta la necesidad de ello; no dudar
en interrumpir una reunión o entrevista cuando se sienta demasiada presión;
realizar pausas durante la jornada de trabajo o de estudio, o sea, aislarse,
relajarse y no pensar en nada; no tratar de complacer a todas las personas,
pues de todos modos no se logrará; no participar en situaciones que desagraden;
pensar más en sí mismo o en sí misma y procurarse bienestar; desarrollar un
pensamiento positivo y constructivo de las cosas; no guardarse sentimientos y
pensamientos que se desean expresar; no conceder a las cosas más importancia de
la que tienen, puesto que es una pérdida de tiempo y de energía; aprender a
aceptar que algunas veces se pierde; amar lo que se hace y vivir al ritmo de la
propia capacidad de adaptación.
El estrés escolar debe necesariamente
sanarse a partir de cuestiones integrales donde la alimentación es primordial,
ya que los nutrientes les proporcionan la energía necesaria para vivir, moverse
y desarrollar todas sus actividades, y porque a través de los alimentos, los
niños reciben las vitaminas, minerales y otras sustancias indispensables en los
procesos químicos que tienen lugar en el organismo.
La autora del presente trabajo opina: la
prevención del estrés del escolar debe asumirse e involucrarse en conjunto
tanto los docentes, la familia y el o la
alumna, quien debe asumir la responsabilidad que le corresponde, evitando
improvisaciones y apuros de última hora.
En relación a la familia debe involucrarse
en apoyar a los niños, orientándolos, conocer y visitar la escuela, hablar con
el docente sobre las tareas de los niños, rendimiento escolar, cuáles son las
dificultades que presenta el niño, entre otras cosas, conocer a los amigos del
niño, comunicación efectiva con todos los miembros del grupo familiar, escuchar
los planteamientos del niño, buscar
ayuda profesional.
En cuanto a los docentes, conocer al
grupo, evaluar con anticipación situaciones que provoquen estrés, estar
pendiente de las necesidades individuales y del grupo, llevar registros
individuales, planificación de las diferentes actividades que se ejecutaran en
lapso, utilizar diferentes métodos y dinámicas para dar las clases y la
evaluación de las mismas, tomando en cuenta el tiempo para no sobrecargar al
niño con demasiadas actividades, motivar la participación, evaluar su desempeño
como docente, aceptar coevaluación de sus alumnos para realizar cambios que
mejoren la calidad de la enseñanza, mantener comunicación con los
representantes, actualización docente a través de cursos y talleres entre otros
eventos, realizar retiros especiales para la evaluación del desempeño como
docente, tanto a comienzo como a finales de año.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864015000073
María
teresa Bolívar 2012. Importancia del Estrés en la Calidad de
vida de los Estudiantes. Trabajo para optar al Diplomado Internacional Superior
Gerencia y Herramientas Estratégicas Gerencia para Vida. Caracas. Venezuela
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