martes, 28 de junio de 2016

MEDIDAS PREVENTIVAS PARA MINIMIZAR LOS EFECTOS DEL ESTRÉS EN LA CALIDAD DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES


     El estrés no sólo afecta la calidad de vida, sino que es el detonante de muchas enfermedades.
     El estrés es una respuesta del cuerpo al cambio, es algo muy individual.      Una situación puede ser para una persona  muy estresante, para otra es indiferente. Por ejemplo, alguien puede sentirse muy tenso mientras maneja; para otro, manejar es una forma de disfrutar y relajarse. Algo que le causa temor a una persona, como escalar una montaña, puede ser muy divertido para otra.
La vida sin estrés puede parecer aburrida; la clave es manejar el estrés en forma apropiada,  las respuestas inadecuadas pueden generar problemas de salud.
     Es importante que cada persona sepa reconocer que es responsable del manejo de su propio Stress, este es producto de la forma en que él o ella piensan. Aprender  a monitorear sus niveles de stress, y subirlos si es necesario para estar más alerta ò bajarlos sí usted se está sintiendo muy tenso.
      Manejando su Stress efectivamente se podrá mejorar significativamente su calidad de vida.

Prevención del estrés 



 Para poder prevenir y afrontar el estrés de manera óptima, el primer requisito es que la persona se fortalezca física y psicológicamente, de manera que pueda hacer frente y resistir las inevitables circunstancias de la vida.
     Es importante también que aprenda a disminuir el nivel de estrés de las situaciones personales, de modo que no superen las propias resistencias.
     Otro factor relevante para lograr el éxito ante al estrés es la actitud o la forma en que la persona asuma y analice las situaciones que enfrenta.
     Sobre este tema de las actitudes ante situaciones que provocan estrés, Lazarus y Folkman (1986) plantean que las personas evalúan los agentes estresantes de tres formas distintas. La primera opción es considerar al agente como un daño irreparable ya ocurrido. En este caso, la persona sufre el riesgo de permanecer lamentándose del pasado y obstruir toda estrategia reparadora.
     Por otra parte, si percibe la situación como una amenaza tiende a ver el futuro con pesimismo, de forma incierta y es probable que la ansiedad se apodere de ella.
     Finalmente, si la persona asume el agente estresante como un reto, se sentirá con mayor capacidad para enfrentar la situación y buscar posibles alternativas de solución.
     Otros aspectos a los que se debe prestar atención para prevenir el estrés, de acuerdo con autores tales como Bensabat (1987), Melgosa (1995) y Neidhardt et al. (1989), son, por ejemplo: el ejercicio físico y el reposo, la alimentación, el contacto con la naturaleza, el tiempo libre, la planificación del tiempo, objetivos y actividades.
     En cuanto al ejercicio y el reposo, se menciona que la mayoría de las personas que sufren de estrés no practican ejercicio físico, ni son capaces de lograr un descanso adecuado, lo cual genera un círculo vicioso de difícil salida.          Empezar a practicar ejercicio es la forma más sencilla y eficaz de salir de ese círculo y, además, el reposo necesario para recuperar la energía se facilita cuando se realiza ejercicio de manera regular.
     El ejercicio físico proporciona una serie de beneficios opuestos a la acción del estrés, entre ellos: aumenta la eficacia del corazón; mejora la circulación sanguínea; reduce el nivel de colesterol; favorece la producción de endorfinas, que son responsables del estado de bienestar general; relaja los músculos; ayuda a mantener la flexibilidad de las articulaciones; quema el exceso de energía permitiendo mantener el peso ideal; favorece la oxigenación de las células y ayuda a controlar la hipertensión; asimismo, facilita el descanso, favorece la eliminación de toxinas, aumenta la capacidad y agilidad mental, mejora el estado de ánimo y favorece el buen humor y la autoestima.
     Sobre el descanso, este debe ser cotidiano, semanal y anual. Además, debe ser de calidad, de modo que permita recuperarse del desgaste tanto físico como psíquico que conlleva la realización de las actividades.
     Los buenos hábitos relacionados con la alimentación son importantes siempre, pero sobre todo cuando hay estrés, esto por cuanto si la persona está sufriendo de este tiende a comer en exceso, a no comer lo necesario o hacerlo deprisa y en cualquier momento. Además, cuando el organismo se encuentra estresado, emplea una mayor cantidad de energía y de manera rápida, lo cual añade una carga al sistema cardiovascular.
     Algunas recomendaciones sobre hábitos alimenticios son: comer despacio masticando correctamente los alimentos y a horas fijas; controlar la cantidad de grasa que se ingiere; consumir frutas, verduras y cereales integrales en cantidad suficiente; reducir la ingesta de azúcar, sal y condimentos; asegurarse de ingerir vitaminas del complejo B por cuanto son fundamentales para conservar el equilibrio nervioso y una buena función cerebral, al igual que de la vitamina C; reducir al mínimo el consumo de productos que contengan grasa animal para reducir el nivel de colesterol; controlar el peso y tomar suficiente agua, de la cual se sugiere tomar entre un litro y litro y medio fuera de las comidas y aparte de la que por su propia naturaleza contienen los alimentos.
     El contacto con la naturaleza es una experiencia relajante integral que ayuda a prevenir el estrés.
      La persona obtiene de la interacción con ella paz y salud. La naturaleza ofrece múltiples beneficios, entre ellos la vista se recrea con el paisaje y los colores, el oído con los sonidos naturales, el olfato con los olores silvestres, el gusto con alimentos saludables tomados de este ambiente y el organismo entero con el aire puro y el sol.
     Utilizar de forma adecuada el tiempo libre permite también prevenir de mejor forma el estrés, por cuanto compensa los efectos negativos del exceso de trabajo o de estudio, ayuda a afianzar las relaciones familiares y sociales y permite cambiar el ritmo y dejar de lado los problemas cotidianos.
     La planificación personal también ayuda a prevenir el estrés. Se sugieren dos pasos: primero, identificar los objetivos personales clasificando lo que para la persona es realmente importante, mediante el establecimiento de una escala de prioridades. Y segundo, organizar el tiempo disponible de la mejor manera elaborando, por ejemplo, un programa realista de actividades que permita cumplir con estas sin un exceso de presión.
     Bensabat (1987) ofrece algunas sugerencias prácticas anti-estrés, entre ellas: hacer un inventario de los factores habituales de estrés y tratar de eliminar los que son responsables de tensiones inútiles; evitar allegados o familiares cuando se sienta la necesidad de ello; no dudar en interrumpir una reunión o entrevista cuando se sienta demasiada presión; realizar pausas durante la jornada de trabajo o de estudio, o sea, aislarse, relajarse y no pensar en nada; no tratar de complacer a todas las personas, pues de todos modos no se logrará; no participar en situaciones que desagraden; pensar más en sí mismo o en sí misma y procurarse bienestar; desarrollar un pensamiento positivo y constructivo de las cosas; no guardarse sentimientos y pensamientos que se desean expresar; no conceder a las cosas más importancia de la que tienen, puesto que es una pérdida de tiempo y de energía; aprender a aceptar que algunas veces se pierde; amar lo que se hace y vivir al ritmo de la propia capacidad de adaptación.
     El estrés escolar debe necesariamente sanarse a partir de cuestiones integrales donde la alimentación es primordial, ya que los nutrientes les proporcionan la energía necesaria para vivir, moverse y desarrollar todas sus actividades, y porque a través de los alimentos, los niños reciben las vitaminas, minerales y otras sustancias indispensables en los procesos químicos que tienen lugar en el organismo. 
      La autora del presente trabajo opina: la prevención del estrés del escolar debe asumirse e involucrarse en conjunto tanto  los docentes, la familia y el o la alumna, quien debe asumir la responsabilidad que le corresponde, evitando improvisaciones y apuros de última hora.
     En relación a la familia debe involucrarse en apoyar a los niños, orientándolos, conocer y visitar la escuela, hablar con el docente sobre las tareas de los niños, rendimiento escolar, cuáles son las dificultades que presenta el niño, entre otras cosas, conocer a los amigos del niño, comunicación efectiva con todos los miembros del grupo familiar, escuchar los planteamientos del  niño, buscar ayuda profesional.
     En cuanto a los docentes, conocer al grupo, evaluar con anticipación situaciones que provoquen estrés, estar pendiente de las necesidades individuales y del grupo, llevar registros individuales, planificación de las diferentes actividades que se ejecutaran en lapso, utilizar diferentes métodos y dinámicas para dar las clases y la evaluación de las mismas, tomando en cuenta el tiempo para no sobrecargar al niño con demasiadas actividades, motivar la participación, evaluar su desempeño como docente, aceptar coevaluación de sus alumnos para realizar cambios que mejoren la calidad de la enseñanza, mantener comunicación con los representantes, actualización docente a través de cursos y talleres entre otros eventos, realizar retiros especiales para la evaluación del desempeño como docente, tanto a comienzo como a finales de año.



BIBLIOGRAFÍA
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864015000073

María teresa Bolívar 2012. Importancia del Estrés en la Calidad de vida de los Estudiantes. Trabajo para optar al Diplomado Internacional Superior Gerencia y Herramientas Estratégicas Gerencia para Vida. Caracas. Venezuela
     EL ESTRÉS TAMBIÉN AFECTA A LOS NIÑOS EN EDAD ESCOLAR



     Actualmente muchas personas están sometidas a situaciones estresantes, atribuidos al sufrimiento del trastornado de estrés, a situaciones (“estresoras”) que se tiene que enfrentar,  por ejemplo: mucho  trabajo que hacer o entregar, tiempos muy cortos para hacer una o varias actividades, relacionarse con personas conflictivas, incompetentes, abusivas, eventos que  confrontan con cambios de vida o de relaciones con las personas: Divorcio, cambio de casa, quiebra del negocio, despidos, cambio de lugar de residencia, etc. Perdida de personas o situaciones o cosas que han sido significativas: Muertes, pérdida de estatus económico, social, ruptura de relaciones amorosas, etc. Situaciones que amenazan la vida directa o indirectamente, accidentes, robos, asaltos, guerra, superar retos con expectativas muy altas, amenazas, etc.
     Las situaciones de la vida que debemos enfrentar a diario no son las causantes del trastorno por estrés, se trata de cómo las personas enfrentan la situación.
     Cada persona reacciona de diferentes maneras ante diferentes estímulos,     algunas personas reaccionan bloqueándose, otras entrando en un ataque de pánico, otras paralizándose de miedo, etc. Y otras personas sienten poco miedo y se mueven asertivamente, otras lo toman con calma, etc. Estas situaciones afectan la salud emocional de las personas y específicamente la del niño (as), por lo que considero que es importante señalar el concepto relacionado con la salud, y especialmente la salud mental.
     Es importante recordar que desde 1935, Hans Selye, (considerado padre del estrés) introdujo el concepto de estrés como síndrome o conjunto de reacciones fisiológicas no especificas del organismo a diferentes agentes nocivos del ambiente de naturaleza física o química.
     El estrés (stress) es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. La persona se siente ansiosa y tensa y se percibe con  mayor rapidez en los latidos del corazón.
     "El estrés es la reacciona a la presión, sea del mundo exterior sea del interior de uno mismo; es una reacción normal de la vida de las personas de cualquier edad. Está producido por el instinto del organismo de protegerse de las presiones físicas o emocionales o, en situaciones extremas, del peligro".
     El estrés es la respuesta del cuerpo a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional de la persona. El resultado fisiológico de este proceso es un deseo de huir de la situación que lo provoca o confrontarla violentamente.         En esta reacción participan casi todos los órganos y funciones del cuerpo, incluidos cerebro, los nervios, el corazón, el flujo de sangre, el nivel hormonal, la digestión y la función muscular. (Mencionado diplomado Herramientas para la vida,  2012).
     A nivel mundial, uno de cada cuatro individuos sufre de algún problema grave de estrés y en las ciudades, se estima que el 50 por ciento de las personas tienen algún problema de salud mental de este tipo. El asunto es grave porque el estrés es un importante generador de patologías. En países como Estados Unidos, el 70 por ciento de las consultas médicas son por problemas derivados del estrés y una cuarta parte de los medicamentos que se venden en ese país, son antidepresivos u otro tipo de estrés excesivo.         
      Otros estudios aseguran que el estrés laboral está incrementándose, debido a los reajustes, la competencia y los constantes cambios de la nueva tecnología.
      La excesiva responsabilidad, los desafíos, la relación con el resto de los trabajadores, la falta de toma de decisiones, incluso la sensación de monotonía, los sentimientos de alienación o la escasa valoración por parte de los superiores y el horario, pueden desencadenar el estrés profesional.
       El estrés ocupacional causa gran ausentismo, aunque muchas veces estas bajas se disfrazan con otros nombres. Sus consecuencias van desde los estados depresivos, ansiedad, irritabilidad, descenso de la autoestima, insomnio, hasta asma, hipertensión, úlceras, etcétera. En Gran Bretaña, por citar un ejemplo, el estrés profesional supone un gasto de entre un 5 y un 10 por ciento del Producto Interior Bruto.
    De acuerdo con los especialistas, cada año ocurrirán 160 millones de nuevos casos de enfermedades relacionadas con el trabajo, incluyendo a seis de las principales causas de muerte en adultos como padecimientos cardiovasculares, cáncer, enfermedades pulmonares, accidentes, cirrosis y suicidio.
     El estrés escolar está determinado por las  alteraciones, excitaciones generadas por presiones de distintas índoles, el exceso de actividades, como las presiones ejercida por  los docentes en el proceso enseñanza – aprendizaje, que afecta el estado emocional del niño, causándole cierto tipos de fobias muy complejas de tratar.
     El estrés, motivo de consulta frecuente en la actualidad, viene del inglés stress y se refiere a una reacción fisiológica, endocrinológica y psicológica del organismo frente a una situación que es percibida como demandante o amenazante, lo que genera una respuesta natural y necesaria para la supervivencia4. No es en sí mismo una patología que impida el funcionamiento normal, sin embargo, cuando el estrés se hace crónico en el tiempo afecta negativamente el desarrollo y salud de los individuos.
     El esfuerzo para alcanzar equilibrio dinámico se denomina homeostasis. Este equilibrio se ve amenazado en el día a día por eventos físicos y psicológicos conocidos como estresores. Como resultado, el comportamiento del individuo se dirige a evaluar el potencial desestabilizador del factor de estrés. El mediador neuronal entre la información entrante y el proceso de evaluación se ubica en el sistema límbico, más específicamente en el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal6. Los estresores activan fisiológica y conductualmente la respuesta que restablecerá la homeostasis. Esta “respuesta al estrés” se refleja en la rápida activación del sistema nervioso simpático, que conduce a la liberación de noradrenalina y adrenalina de las glándulas suprarrenales.
     Además de esta perturbación homeostática, en el ámbito psicológico, algunos procesos pueden determinar la magnitud de respuesta al estrés. En este contexto se determina la respuesta adaptativa en la que se incluye la capacidad de predecir los próximos eventos, de forma de retomar el control de la situación.
     Una respuesta adecuada y fisiológica implica que una vez expuesto a estresores, el individuo debe generar una adaptación rápida y eficiente, así también, como este proceso debe ser finalizado una vez lograda la ya mencionada homeostasis.
    Cuando la respuesta al estrés es excesiva, inadecuada o prolongada, el costo de restablecer la homeostasis podría llegar a ser demasiado alto, condición que puede generar la aparición de patologías psiquiátricas.

El estrés tiene tres fases de desarrollo:


1º Reacción de alarma: Cuando la persona se enfrenta a una situación de alarma o riesgo, el Sistema Nervioso libera sustancias químicas: catecolaminas y hormonas que desencadenan respuestas emocionales y físicas. Nos mantienen en estado de alerta, pero disminuyen la capacidad de poder resolver situaciones complejas.
      Aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración.
     El flujo de sangre se redistribuye hacia los órganos donde es más necesaria la oxigenación: los pulmones, músculos y cerebro.
2º Estado de resistencia: se desarrolla cuando la persona es sometida a agentes     físicos, químicos o sociales en forma constante. Se produce en este punto un equilibrio entre el medio interno y el ambiente externo.
3º Fase de Agotamiento: sobreviene cuando una situación de estrés que perdura durante mucho tiempo, logra que la persona no pueda hacer frente a las demandas del ambiente exterior. Las glándulas suprarrenales, la hipófisis y el hipotálamo pueden llegar al agotamiento si esta situación persiste durante mucho tiempo.

El estrés, cómo afecta a los niños estudiantes

    

     El estrés académico es aquél que se produce relacionado con el ámbito educativo. En términos estrictos, éste podría afectar tanto a profesores recordemos los problemas de ansiedad a hablar en público o el llamado síndrome de Bournout (Moreno, Oliver y Aragonés, 1991), o el estrés informado por los profesores en el abordaje de sus tareas docentes- como a estudiantes. Incluso, dentro de éstos, podría afectar en cualquier nivel educativo. (Polo A, Hernández. J. M. y Poza C.).
   Son bien conocidos los trabajos que ponen de manifiesto la incidencia del estrés académico sobre problemas de salud; por ejemplo, Kiecolt-Glaser y cols. (1986) informan de la supresión de células T y de la actividad de las células Natural Killers (NK) durante períodos de exámenes (situaciones percibidas como altamente estresantes) en estudiantes de Medicina. Estos cambios son indicadores de una depresión del sistema inmunitario y, por tanto, de una mayor vulnerabilidad del organismo ante las enfermedades.                
     Otro trabajo posterior (Glaser y cols,1993), confirma los cambios en la respuesta inmune asociados con el estrés académico, en este caso, evidenciados por una baja actividad de los linfocitos T y de su respuesta ante los mitógenos.
     Se ha observado que es cada vez más común en niños en edades tempranas, quienes entre otras consecuencias desarrollan enfermedades y/o cambios en su conducta llegando incluso a repercutir en su nivel de desempeño educacional.
     El estrés escolar es definido como la alteración provocada por presiones de diversa índole, las que pueden estar definidas por el exceso de actividades, la   presión de los profesores en el proceso de aprendizaje de sus alumnos y obviamente por el que ejercen los padres sobre sus hijos. Durante el padecimiento de esta enfermedad, el alumno reducirá su capacidad de aprendizaje, sufrirá alteración en sus estados emocionales, y podrá incluso generar cierto tipo de fobias que son mucho más complejas de tratar.
      En el caso particular de los niños, el estrés puede estar relacionado con situaciones o experiencias vividas, entre las que se encuentran en primer lugar las relacionadas con su contexto escolar; el trabajo escolar o situaciones relacionadas con éste; cambio de salón, de escuela o de grupo o grado e incluso llegar tarde a las actividades escolares. Las interacciones sociales en este espacio académico; peleas o enojos entre compañeros, ridiculización y/o maltrato por parte de los profesores etc. Y lo que se refiere al trato de los profesores; particularmente cuando existen regaños o llamadas de atención o bien otras medidas disciplinarias.
     La fuente de estrés en niños que ocupa el segundo lugar, se relaciona con su ambiente familiar; la pérdida de algún familiar directo, padre, madre, abuelo(a), hermano(a) etc, peleas o separación de la familia, integración de un nuevo miembro a este grupo social (hermanos, bebés, pareja de alguno de los padres etc). ( Polo A, Hernández. J. M. y Poza C.).
     Otras fuentes de estrés en los niños pueden ser las actividades extraescolares (deportes o de descanso) o incluso actividades consideradas como placenteras; fiestas, celebraciones (navidad, día de reyes, paseos etc).
     Un hecho singular en el caso de los niños, es que el estrés puede estar relacionado con situaciones imaginarias o no vividas; aventuras, sueños o pesadillas (particularmente las que tienen que ver con seres monstruosos) etc.     Síntomas físicos y emocionales o de conducta que pueden presentar los niños derivados de algún nivel de estrés.

FACTORES Y SITUACIONES QUE GENERAN ESTRÉS EN ESOS NIÑOS


      El origen del trastorno por estrés está en formas de pensar (Creencias) anquilosadas, limitantes y falsas, acerca de la vida de las personas, que se adquieren desde la infancia, caracterizadas por:
1. Fantasías Catastróficas: Ideas de catástrofe, obsesivas y negativas de lo que va a pasar en mi futuro o ya pasó (perdidas), o el de otra persona.
2. Autoexigencia Desmedida: Ideas obsesivas rígidas de perfeccionismo, en las que nunca es suficiente nada de lo que logre. Y casi siempre siento que soy tonto, o incapaz o tengo algo muy malo adentro de mí que contagia todos mis actos.
3. Incertidumbre por tener que tomar decisiones: El estado de incertidumbre, confusión, duda prolongada es insoportable para el cerebro, le genera un desgaste mental muy alto
4. Creencias de Incapacidad o Impotencia: Las creencias que nos dejan a merced de otros o de los acontecimientos, o que impliquen incapacidad de responder a los acontecimientos ocasionan un profundo estrés.

     Según Jean Benjamin Stora "el estrés es causado por el instinto del cuerpo de protegerse a sí mismo". Este instinto es bueno en emergencias, como el de salirse del camino si viene un carro a velocidad. Pero éste puede causar síntomas físicos si continua por mucho tiempo, así como una respuesta a los retos de la vida diaria y los cambios.
     Cuando esto sucede, (explica Jean) es como si su cuerpo se preparara para salir fuera del camino del carro, pero usted está inmóvil. Su cuerpo está trabajando sobre tiempo, sin ningún lugar para usar toda esa energía extra. Esto puede hacerlo sentir ansioso, temeroso, preocupado y tenso.
     Cualquier suceso que genere una respuesta emocional, puede causar estrés. Esto incluye tanto situaciones positivas (el nacimiento de un hijo, matrimonio) como negativas (pérdida del empleo, muerte de un familiar). El estrés también surge por irritaciones menores, como esperar demasiado en una cola o en tráfico. Situaciones que provocan estrés en una persona pueden ser insignificantes para otra.
En términos generales el estrés tiene un efecto directo sobre nuestro ser físico, así por ejemplo; lo que  sucede cuando se vive con fuertes sentimientos de disgusto, enojo o molestia y se  tiende a encerrarse en uno mismo, estar a la defensiva y a veces esto produce dolores de cabeza, estómago, malestar general etc.
     El estrés continuo ha probado causar un daño gradual en el sistema circulatorio el aparato digestivo, los pulmones,  los músculos y/o articulaciones, esto es aplicable tanto en niños como adultos.
     El lado positivo del estrés es que puede ayudar en momentos de crisis, ya que alerta los sentidos y  hace estar en guardia para resolverlos, sin embargo como ya se comentó, también en grados extremos puede afectar la salud tanto física como mental.(Loredo, Mejías, y otros. 2009)

BIBLIOGRAFÍA

http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864015000073

    María teresa Bolívar 2012. Importancia del Estrés en la Calidad de vida de los Estudiantes. Trabajo para optar al Diplomado Internacional Superior Gerencia y Herramientas Estratégicas Gerencia para Vida. Caracas. Venezuela

miércoles, 22 de junio de 2016

LA SALUD MENTAL, TEMA FUNDAMENTAL

LA SALUD MENTAL

    Es necesario hablar sobre el tema de la salud mental ya que nos afecta a todos, tanto adultos como a los niños y no le damos la importancia que merece. Cuando nos afecta o somos diagnosticados con algún trastorno de salud mental, nos impacta, porque jamás nos hemos ocupado del mismo, sobre todo cuando toca a un ser querido. Por ello considero la necesidad de hablar un poco del mismo.
      Hoy por hoy los casos de ataques de pánico, trastornos de ansiedad, trastornos de aprendizaje o problemas cognitivos, depresión, estrés, angustia son más frecuentes que en el pasado, o al menos, están más visibilizados, propios de un mundo donde muchas veces la aceleración en la cual vivimos, las nuevas configuraciones de la familia, las adicciones y demás factores provocan trastornos psíquicos que requieren tratamiento médico, primero psicológico (para abordar el tema desde una terapia) y en muchos casos, desde el ámbito psiquiátrico, en caso de que el paciente necesite un tratamiento farmacológico.
     La salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
     La Organización Mundial  de la Salud  (OMS) plantea: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
     La salud mental es, en términos generales, el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida. Comúnmente, se utiliza el término “salud mental” de manera análoga al de “salud o estado físico”, 'la salud mental abarca una amplia gama de actividades directa o indirectamente relacionadas con el componente de bienestar mental incluido en la definición de salud que da la OMS: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»1 'pero lo mental alcanza dimensiones más complejas que el funcionamiento meramente orgánico del individuo. La salud mental ha sido definida de múltiples formas por autores de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial emocional, entre otros. Sin embargo, las precisiones de la Organización Mundial de la Salud establecen que no existe una definición “oficial” sobre lo que es salud mental y que cualquier definición estará siempre influenciada por diferencias culturales, suposiciones, disputas entre teorías profesionales, la forma en que las personas relacionan su entorno con la realidad, etc.
     En cambio, un punto en común en el cual coinciden los teóricos es que “salud mental” y “enfermedad mental” no son dos conceptos simplemente opuestos, es decir, la ausencia de un desorden mental reconocido no indica necesariamente que se goce de salud mental y, al revés, sufrir un determinado trastorno mental no constituye siempre y necesariamente un impedimento para disfrutar de una salud mental razonablemente buena.
     Dado que es la observación del comportamiento de una persona en su vida diaria, el principal modo de conocer el estado de su salud mental en aspectos como el manejo de sus conflictos, temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente, el concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente determinado.
     La salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos. Se refiere a la manera como cada uno de nosotros nos relacionamos con otros en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades recreativas, en el contacto diario con nuestros iguales y, en general, en la comunidad. Comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida.

Según la Federación Mundial para la Salud Mental, la salud mental tiene que ver con:

- Cómo nos sentimos con nosotros mismos.
- Cómo nos sentimos con los demás.
- En qué forma respondemos a las demandas de la vida.
No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de la que no lo está. En verdad, existe toda una gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee. Por otra parte, tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como prueba de “enfermedad” mental. Más aún, nadie mantiene durante toda su vida las condiciones de una “buena” salud mental.

IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL


     La salud mental se relaciona con el raciocinio, las emociones y el comportamiento frente a diferentes situaciones de la vida cotidiana. También ayuda a determinar cómo manejar el estrés, convivir con otras personas y tomar decisiones importantes. Al igual que otras formas de salud, la salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta. De acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas de salud mental constituyen alrededor del 15% de la carga mundial de la enfermedad.  El déficit en la salud mental contribuiría a muchas enfermedades somáticas y afectivas como la depresión o la ansiedad.
     El tema de la salud mental, además, no concierne sólo a los aspectos de atención posterior al surgimiento de desórdenes mentales evidentes, sino que corresponde además al terreno de la prevención de los mismos con la promoción de un ambiente sociocultural determinado por aspectos como la autoestima, las relaciones interpersonales y otros elementos que deben venir ya desde la educación más primaria de la niñez y de la juventud. Esta preocupación no sólo concierne a los expertos tales como psicopedagogos y psicólogos, sino que forma parte de las responsabilidades de gobierno de una nación, de la formación en el núcleo familiar, de un ambiente de convivencia sana en el vecindario, de la responsabilidad asumida por los medios de comunicación y de la consciente guía hacia una salud mental en la escuela y en los espacios de trabajo y estudio en general.
Entre las características de las personas mentalmente sanas se encuentran las siguientes:

1. Están satisfechas consigo mismo.
No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores, amor, celos, sentimientos de culpa o preocupaciones).
 Pueden aceptar sin alterarse las decepciones de la vida.
 Tienen una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia persona y a los demás y son capaces de reírse de sí mismas.
 Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
 Se respetan a sí mismas.
 Se sienten capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones.
 Consiguen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.

2. Se sienten bien con los demás.

 Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás.
 Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
 Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellos.
 Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
 No se aprovechan de los demás ni dejan que se les utilice.
 Se sienten parte de un grupo.
 Se consideran implicados en los avatares que afectan a la sociedad.

3. Son capaces de satisfacer las demandas que la vida les presenta.

 Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.
 Aceptan sus responsabilidades.
 Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él cuando es necesario.
 Planifican para el futuro, al que enfrentan sin temor.
 Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
 Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
 Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
 Son capaces de tomar sus propias decisiones.
 Consiguen satisfacción en poner su mejor esfuerzo en lo que hacen

Causas que pueden afectar la salud mental:
La inseguridad
La desesperanza
El rápido cambio social
Los riesgos de violencia
Problemas que afecten la salud física
También por factores y experiencias individuales.
Por la interacción social.
Por los valores culturales.
Por experiencias de la vida diaria.
Por experiencias en la familia, en la escuela, en las calles y en el trabajo

Los factores que influyen para poseer una buena salud mental son los siguientes:

-Los buenos hábitos alimenticios.
- El ejercicio constante.
- Las buenas relaciones.
-Evitando los vicios, tales como el consumo excesivo de alcohol y tabaco, o drogas.
-Dormir un mínimo de ocho horas diarias.
-Efectuando actividades sociales, recreativas, culturales y deportivas.
-Promuévase el hábito de la lectura. Leer enriquece la capacidad de atención e incrementa la memoria, aumenta la motivación y reduce el estrés

Apartar un tiempo para el descanso y para disfrutar de las cosas que te gustan. Reflexionar en la vida como el más precioso regalo que hayas recibido, depende de cada persona, realizar las acciones de salud necesarias para cuidarla.

Promoción de la Salud mental



     La promoción de la salud mental parte del principio de que todas las personas tienen necesidades de salud mental y no sólo aquéllas a las que han sido diagnosticadas condiciones deficientes de salud mental. La promoción de la salud mental concierne esencialmente a la realidad social en la que todos se sientan comprometidos con el bienestar mental. La misma se da a través de proporcionar recursos para que se haga efectivo el mejoramiento de la salud mental en las personas con el fin de llevar una vida saludable. En la primera conferencia internacional de promoción de la salud, se tomaron como requisitos para la promoción de salud: la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, la renta, un ecosistema estable y la equidad. Además, se plantearon distintos niveles de intervención que sirven como base de las estrategias para la promoción de la salud: la elaboración de políticas saludables, fortalecer la acción comunitaria, creación de ambientes de apoyo, desarrollo de las habilidades personal y reorientación de los servicios de la salud.
     Las diferentes medidas de promoción de la salud mental deben tomar en consideración, en primer lugar, al concepto amplio e integrado de lo que implica la misma. El aspecto preventivo, por lo tanto, implica una intervención sobre sus distintos condicionantes: la neurobiología, personalidad y el ambiente. En primer lugar, las medidas sobre la neurobiología en la actualidad se limitan a los psicofármacos cuando se ha identificado ya un problema a nivel psíquico sensibilidad o para evitar una recaída. Por otro lado, medidas que puedan tomarse en el ámbito de la personalidad son destinadas a una mayor armonía en la configuración de la misma y descansan sobre intervenciones terapéuticas estilos educativos y de vidas buscadas por el propio sujeto o promovidas por el entorno.
      Por último, las medidas ambientales caen sobre la propia sociedad, estrategias para fomentar valores sociales y promover el bienestar, y sobre el entorno cercano que dependen del mismo individuo y de su contexto más próximo, familiares, amistades, grupo social e instituciones a las que pertenece.

      La psicología positiva se interesa también por la salud mental e incluso está más cercana a ella que los tratamientos psiquiátricos. La “promoción de salud mental” es un término que cubre una variedad de estrategias. Estas estrategias pueden ser vistas desde tres niveles:

Nivel individual - Motivar los recursos propios de la persona por medio de estímulos en la auto-estima, la resolución de los propios conflictos, la asertividad en áreas como la paternidad, el trabajo o las relaciones interpersonales.
Nivel comunitario - Una creciente y cohesionada inclusión social, desarrollando las estructuras de ayuda que promueven la salud mental en los lugares de trabajo, estudio y en la ciudad.
Nivel oficial - El estado de cada nación comprometido en planes que reduzcan las barreras socio-económicas promoviendo oportunidades en igualdad de acceso a los servicios de salud pública por parte de los ciudadanos más vulnerables a este desorden.
     La salud mental se tiene que tener en cuenta a lo largo de todo el ciclo vital, en este sentido es importante tener en cuenta cómo se puede promover la salud mental en los niños y los adolescentes. Los jóvenes son uno de los grupos etarios que presenta mayor probabilidad de sufrir depresión, ya que en la etapa de la adolescencia se llevan a cabo procesos de cambio físico, psicológico, sociocultural y cognitivo. Algunas estrategias para la promoción de la salud mental en ellos son: la comunicación con un adulto que los ayude a comprender el porqué de sus sentimientos frente a una determinada situación, tratarlos con respeto y a la evitación de los castigos que puedan tener repercusiones físicas o psicológicas. El adulto en este contexto, debe servir como ejemplo de salud mental, llevando un estilo de vida saludable.

BIBLIOGRAFÍA
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Papalia, Diane (2003). Desarrollo Humano. México: McGraw-Hill
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