sábado, 21 de mayo de 2016

INFIDELIDAD EMOCIONAL

INFIDELIDAD EMOCIONAL


     Generalmente se  identifica infidelidad con el contacto sexual de nuestra pareja con otra persona, sin embargo finalmente se menciona también otro tipo de engaño: la infidelidad emocional.
      La definición tradicional de infidelidad hace referencia a que una de las personas de la pareja (en una relación de compromiso) se involucra íntimamente con alguien más, un tercero. Debido a un gran número de factores, el comportamiento de infidelidad ha sido redefinido para incluir, además del concepto tradicional, una definición contemporánea que no necesariamente implica un contacto concreto a nivel físico.
      La infidelidad emocional es definida como cualquier relación que se produce a través del sentimiento o pensamiento, aunque no se llegue a consumar un contacto íntimo.
     Con el impresionante desarrollo tecnológico en el área de las comunicaciones, con los teléfonos celulares e Internet, las costumbres han cambiado muchísimo y la definición de engaño o infidelidad se ha ampliado e incluye ahora conductas como:

– Intercambiar mensajes íntimos con alguien a través del móvil.
Conocer a alguien a través de Internet.

– Mantener una relación cercana a través de cualquier fuente disponible no física.

– Visualizar material pornográfico mediante cualquier medio o dispositivo.

     La infidelidad emocional se ha ido haciendo más frecuente en las últimas décadas, con el lugar de trabajo como ámbito más proclive a que se generen, sólo después de Internet. El caso es que estas relaciones, sin sexo, pueden ser muy intensas o incluso más que aquellas relaciones con relaciones carnales de por medio. Por este motivo, en muchos casos (más o menos el 80%, según Shirley Glass, autor de Not Just Friends: Rebuilding Trust and Recovering Your Sanity After Infidelity), la dinámica de estas uniones “platónicas” hace que se cruce la barrera del sexo tarde o temprano.

     ¿Cuál es la causa de la infidelidad emocional?


     Cada caso es diferente y presenta sus propias características, pero a nivel general podemos afirmar que una posible causa es el deseo de evasión de una relación (que en ocasiones puede tornarse un tanto rutinaria), pero sin la idea ni decisión de terminar con la pareja.
     El motivo principal para caer en la infidelidad emocional es la falta de comunicación en la pareja y esta, como la infidelidad común es un grito de auxilio que uno de los dos integrantes hace. Una vez que el tercero suple sus necesidades emocionales, una relación corre un alto riesgo de ser destruida, pues con el paso del tiempo se puede cruzar la barrera de la amistad. Según el National Healthy Marriage Resource Center (NHMRC), este tipo de relaciones son tan dañinas como las que involucran el contacto físico.
     Es muy común que la persona emocionalmente infiel se escude en el argumento de que sus acciones no necesariamente implican que esté haciendo algo incorrecto.
     Usualmente, esta surge como una relación de amistad en la que se comparten atracciones que con la pareja no compartirían, idealizando a la otra persona. El peligro de este tipo de infidelidad es que la persona, al encontrar una afinidad y un apoyo con un tercero o tercera dará por entendido que con su cónyuge jamás podrán compartir esta clase de aspectos y es probable que sea el primer paso para que la relación se debilite y, por ende, termine.

Algunas de las señales del engaño emocional:


     Compartir los pensamientos más íntimos con alguien externo a tu relación. Se habla de pasiones, temores y secretos que en tiempos mejores se comunicaban a la pareja.
     Comparar constantemente, verbalmente y de pensamiento, a la pareja con la persona con quien se ha intimado.
     Pensar y soñar de forma obsesiva con la otra persona, aunque uno trate de engañarse y decir que es algo normal. Incluso se fantasea con relaciones sexuales con dicha persona y sobre cómo sería su amor.
     Buscar (y dar) una mayor parte del apoyo emocional a alguien externo a la relación.
     Depender de alguien externo a la pareja para que satisfaga las necesidades de sentirse amado y conectado.
      Mostrar señales de distracción cuando se debería estar presente (físicamente y mentalmente) en la relación. Las actividades habituales y regulares con la pareja, o el tiempo que dedicaba a las mismas, se reducen.
      Pasar más tiempo de conexión con alguien externo a la relación (hablar por teléfono, enviar mensajes de texto o pasar mucho tiempo juntos). La cosa se agrava cuando uno ya trata de borrar el rastro de esta relación o la convierte en algo secreto.
     Buscar momentos para estar a solas con alguien externo a la pareja o forzar los encuentros.
     Mantener una creciente lista de razones que justifican el comportamiento: centrar la atención en lo infeliz que uno es, en el porqué de la tristeza, y culpar a la pareja o al matrimonio de todos los aspectos de la infelicidad. Así se genera un falso resentimiento que justifica este maltrato hacia la pareja o la necesidad de buscar fuera lo que uno no tiene en casa.

¿En qué se diferencia el engaño tradicional de la infidelidad emocional?


La principal diferencia radica en el contacto físico. Tradicionalmente, el engaño consistía en la intimidad física de dos personas que se encontraban en el “mundo real”. La infidelidad emocional, en cambio, no implica una cercanía íntima, sino que incluso en algunas ocasiones las personas ni siquiera se conocen personalmente, pues el contacto puede producirse por teléfono móvil u ordenador.
    A veces puede haber actividad física involucrada, pero se lleva a cabo en lugares separados, es decir que las personas involucradas no se están tocando "realmente".

Cómo se puede prevenir este tipo de infidelidad

     

     Para una relación sana, es muy importante que se combinen dos aspectos esenciales: el físico y el emocional. Cuando uno de estos aspectos falla, la relación comienza a deteriorarse. Y una de las formas en las que puede materializarse este deterioro es el engaño, que puede ser físico o emocional. El segundo caso es a menudo mucho más destructivo que el físico. Porque el engaño físico es muy fácil de definir para la mayoría de las personas, y parece que los límites quedan claros: es un acto sexual específico. No obstante, el engaño emocional es diferente en cada persona, y los límites nunca coinciden. Por eso es muy difícil, a menudo, delimitar exactamente qué está bien y qué está mal o cuándo se está engañando en términos emocionales y, sobre todo, cuándo se debe parar.
     Ante todo el planteamiento señalado, es importante hablar de inteligencia romántica, planteado por ( Valentis Mary 2005), la cual, consiste en el entrenamiento que tiene  ver con la manera de aumentar el coeficiente intelectual romántico y llegar a ser tan inteligente en el amor como en la vida; a través de este entrenamiento de la inteligencia romántica se puede desarrollar la intensidad,  la excitación y la pasión del amor romántico, con la inteligencia emocional, que constituyen un conjunto de actitudes y comportamientos que se aprenderá aplicar en la vida, para asegura que las relaciones sean lo más satisfactorias y enriquecedoras posibles.
     Cuanta más inteligencia emocional romántica se aporte a la vida amorosa, más significativa y poderosa será la relación y menos sorpresas, problemas y decepciones se tendrá. Ser inteligente en el amor,  exige conocer el terreno emocional y las zonas de intimidad, ser capaz de identificar, dar sentido, aceptar y controlar los estados emocionales, además de entender y simpatizar con el humor, los sentimientos y personalidad del conyugue. Tener inteligencia romántica es ser capaz de conseguir el mismo nivel de comodidad emocional con su pareja que el que siente consigo mismo.
     Conocer y alterar las técnicas de comunicación no siempre es suficiente. La inteligencia romántica requiere valentía y claridad de pensamiento y acción, y aunque esta inteligencia es ciega e intrépida, también es sensible y amable. Fomenta la honestidad y la autenticidad y salva las diferencias entre lo que se piensa y siente, así como lo que se dice y hace. Aprovechar el poder de la inteligencia romántica, permitirá el conocimiento de sí mismo, y el de los demás, se sentirá más intensamente, se cuidara más profundamente y amara incondicionalmente.

- Establece límites con amistades y compañeros y más aún cuando permanecen la mayoría del tiempo junto, en tu lugar de estudio o trabajo.

- Ten cuidado con tus contactos en las redes sociales. El coqueteo virtual también es un signo de que la infidelidad emocional está tocando a la puerta.

- “La ropa sucia se lava en casa”: Si estás pasando por un periodo de conflictos en tu relación, no lo grites a los cuatro vientos. Soluciona lo que te molesta directamente con el implicado y no permitas que un tercero se entrometa en tus asuntos de pareja. Si lo haces, puede ser una situación de la cual los demás pueden tomar provecho para desestabilizarte emocionalmente.
- Pregúntate si tu relación te está aportando lo suficiente para que no te veas obligada a buscar lo que te falta en personas ajenas a esta. Quizás sea momento de evaluar tus sentimientos y los de él y determinar si son más los contras que los pros para estar juntos. Si es así, en tus manos está la decisión de finalizar el ciclo en los mejores términos sin tener que acudir a terceros.


BIBLIOGRAFÍA
Mary y John Valentis (2005). Inteligencia romántica, cómo ser inteligentes también en el amor. Editorial Amat S. L. Barcelona España.

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