INFIDELIDAD EMOCIONAL
Generalmente se identifica infidelidad con el contacto sexual
de nuestra pareja con otra persona, sin embargo finalmente se menciona también
otro tipo de engaño: la infidelidad emocional.
La definición tradicional de infidelidad
hace referencia a que una de las personas de la pareja (en una relación de
compromiso) se involucra íntimamente con alguien más, un tercero. Debido a un
gran número de factores, el comportamiento de infidelidad ha sido redefinido
para incluir, además del concepto tradicional, una definición contemporánea que
no necesariamente implica un contacto concreto a nivel físico.
La infidelidad emocional es definida como
cualquier relación que se produce a través del sentimiento o pensamiento, aunque
no se llegue a consumar un contacto íntimo.
Con el impresionante desarrollo
tecnológico en el área de las comunicaciones, con los teléfonos celulares e
Internet, las costumbres han cambiado muchísimo y la definición de engaño o
infidelidad se ha ampliado e incluye ahora conductas como:
–
Intercambiar mensajes íntimos con alguien a través del móvil.
Conocer
a alguien a través de Internet.
–
Mantener una relación cercana a través de cualquier fuente disponible no
física.
–
Visualizar material pornográfico mediante cualquier medio o dispositivo.
La infidelidad emocional se ha ido
haciendo más frecuente en las últimas décadas, con el lugar de trabajo como
ámbito más proclive a que se generen, sólo después de Internet. El caso es que
estas relaciones, sin sexo, pueden ser muy intensas o incluso más que aquellas
relaciones con relaciones carnales de por medio. Por este motivo, en muchos
casos (más o menos el 80%, según Shirley Glass, autor de Not Just Friends:
Rebuilding Trust and Recovering Your Sanity After Infidelity), la dinámica de
estas uniones “platónicas” hace que se cruce la barrera del sexo tarde o
temprano.
¿Cuál es la causa de la infidelidad emocional?
Cada caso es diferente y presenta sus
propias características, pero a nivel general podemos afirmar que una posible
causa es el deseo de evasión de una relación (que en ocasiones puede tornarse
un tanto rutinaria), pero sin la idea ni decisión de terminar con la pareja.
El motivo principal para caer en la
infidelidad emocional es la falta de comunicación en la pareja y esta, como la
infidelidad común es un grito de auxilio que uno de los dos integrantes hace.
Una vez que el tercero suple sus necesidades emocionales, una relación corre un
alto riesgo de ser destruida, pues con el paso del tiempo se puede cruzar la
barrera de la amistad. Según el National Healthy Marriage Resource Center
(NHMRC), este tipo de relaciones son tan dañinas como las que involucran el
contacto físico.
Es muy común que la persona emocionalmente
infiel se escude en el argumento de que sus acciones no necesariamente implican
que esté haciendo algo incorrecto.
Usualmente, esta surge como una relación
de amistad en la que se comparten atracciones que con la pareja no
compartirían, idealizando a la otra persona. El peligro de este tipo de
infidelidad es que la persona, al encontrar una afinidad y un apoyo con un
tercero o tercera dará por entendido que con su cónyuge jamás podrán compartir
esta clase de aspectos y es probable que sea el primer paso para que la
relación se debilite y, por ende, termine.
Algunas de las señales del engaño
emocional:
Compartir los pensamientos más íntimos con
alguien externo a tu relación. Se habla de pasiones, temores y secretos que en
tiempos mejores se comunicaban a la pareja.
Comparar constantemente, verbalmente y de
pensamiento, a la pareja con la persona con quien se ha intimado.
Pensar y soñar de forma obsesiva con la
otra persona, aunque uno trate de engañarse y decir que es algo normal. Incluso
se fantasea con relaciones sexuales con dicha persona y sobre cómo sería su
amor.
Buscar (y dar) una mayor parte del apoyo
emocional a alguien externo a la relación.
Depender de alguien externo a la pareja
para que satisfaga las necesidades de sentirse amado y conectado.
Mostrar señales de distracción cuando se
debería estar presente (físicamente y mentalmente) en la relación. Las
actividades habituales y regulares con la pareja, o el tiempo que dedicaba a
las mismas, se reducen.
Pasar más tiempo de conexión con alguien
externo a la relación (hablar por teléfono, enviar mensajes de texto o pasar
mucho tiempo juntos). La cosa se agrava cuando uno ya trata de borrar el rastro
de esta relación o la convierte en algo secreto.
Buscar momentos para estar a solas con
alguien externo a la pareja o forzar los encuentros.
Mantener una creciente lista de razones
que justifican el comportamiento: centrar la atención en lo infeliz que uno es,
en el porqué de la tristeza, y culpar a la pareja o al matrimonio de todos los
aspectos de la infelicidad. Así se genera un falso resentimiento que justifica
este maltrato hacia la pareja o la necesidad de buscar fuera lo que uno no
tiene en casa.
¿En qué se diferencia el engaño
tradicional de la infidelidad emocional?
La
principal diferencia radica en el contacto físico. Tradicionalmente, el engaño
consistía en la intimidad física de dos personas que se encontraban en el
“mundo real”. La infidelidad emocional, en cambio, no implica una cercanía
íntima, sino que incluso en algunas ocasiones las personas ni siquiera se
conocen personalmente, pues el contacto puede producirse por teléfono móvil u
ordenador.
A veces puede haber actividad física
involucrada, pero se lleva a cabo en lugares separados, es decir que las
personas involucradas no se están tocando "realmente".
Cómo se puede prevenir este tipo de infidelidad
Para una relación sana, es muy importante
que se combinen dos aspectos esenciales: el físico y el emocional. Cuando uno
de estos aspectos falla, la relación comienza a deteriorarse. Y una de las
formas en las que puede materializarse este deterioro es el engaño, que puede
ser físico o emocional. El segundo caso es a menudo mucho más destructivo que
el físico. Porque el engaño físico es muy fácil de definir para la mayoría de
las personas, y parece que los límites quedan claros: es un acto sexual
específico. No obstante, el engaño emocional es diferente en cada persona, y
los límites nunca coinciden. Por eso es muy difícil, a menudo, delimitar
exactamente qué está bien y qué está mal o cuándo se está engañando en términos
emocionales y, sobre todo, cuándo se debe parar.
Ante todo el planteamiento señalado, es
importante hablar de inteligencia romántica, planteado por ( Valentis Mary
2005), la cual, consiste en el entrenamiento que tiene ver con la manera de aumentar el coeficiente
intelectual romántico y llegar a ser tan inteligente en el amor como en la
vida; a través de este entrenamiento de la inteligencia romántica se puede
desarrollar la intensidad, la excitación
y la pasión del amor romántico, con la inteligencia emocional, que constituyen
un conjunto de actitudes y comportamientos que se aprenderá aplicar en la vida,
para asegura que las relaciones sean lo más satisfactorias y enriquecedoras
posibles.
Cuanta más inteligencia emocional
romántica se aporte a la vida amorosa, más significativa y poderosa será la
relación y menos sorpresas, problemas y decepciones se tendrá. Ser inteligente
en el amor, exige conocer el terreno
emocional y las zonas de intimidad, ser capaz de identificar, dar sentido,
aceptar y controlar los estados emocionales, además de entender y simpatizar
con el humor, los sentimientos y personalidad del conyugue. Tener inteligencia
romántica es ser capaz de conseguir el mismo nivel de comodidad emocional con
su pareja que el que siente consigo mismo.
Conocer y alterar las técnicas de
comunicación no siempre es suficiente. La inteligencia romántica requiere
valentía y claridad de pensamiento y acción, y aunque esta inteligencia es
ciega e intrépida, también es sensible y amable. Fomenta la honestidad y la
autenticidad y salva las diferencias entre lo que se piensa y siente, así como
lo que se dice y hace. Aprovechar el poder de la inteligencia romántica,
permitirá el conocimiento de sí mismo, y el de los demás, se sentirá más
intensamente, se cuidara más profundamente y amara incondicionalmente.
- Establece
límites con amistades y compañeros y más aún cuando permanecen la mayoría del
tiempo junto, en tu lugar de estudio o trabajo.
- Ten
cuidado con tus contactos en las redes sociales. El coqueteo virtual también es
un signo de que la infidelidad emocional está tocando a la puerta.
- “La
ropa sucia se lava en casa”: Si estás pasando por un periodo de conflictos en
tu relación, no lo grites a los cuatro vientos. Soluciona lo que te molesta
directamente con el implicado y no permitas que un tercero se entrometa en tus
asuntos de pareja. Si lo haces, puede ser una situación de la cual los demás
pueden tomar provecho para desestabilizarte emocionalmente.
-
Pregúntate si tu relación te está aportando lo suficiente para que no te veas
obligada a buscar lo que te falta en personas ajenas a esta. Quizás sea momento
de evaluar tus sentimientos y los de él y determinar si son más los contras que
los pros para estar juntos. Si es así, en tus manos está la decisión de
finalizar el ciclo en los mejores términos sin tener que acudir a terceros.
BIBLIOGRAFÍA
Mary y John Valentis (2005). Inteligencia
romántica, cómo ser inteligentes también en el amor. Editorial Amat S. L.
Barcelona España.