martes, 22 de marzo de 2016

PAREJAS FUNCIONALES Y DISFUNCIONALES



PAREJAS FUNCIONALES Y DISFUNCIONALES


     Si realizamos una reflexión en relación a la vida en general, ubicándonos en diferentes aspectos, nos daremos cuenta que no estamos preparados en nada en especial, ejemplo, nadie fue a una escuela para aprender a ser padre, mucho menos para ser pareja, generalmente nos iniciamos a través del error y el ensayo, o en la experiencias que hemos tenido, adquirido con personas cercanas a nosotros…. y así vamos dejando nuestra huellas, en el camino de la vida, muchos partiendo de evaluaciones que hacemos de acuerdo al daño o beneficio que hemos causado, decidimos mejorar, sin embargo muchos no hacen nada y cada día se acrecienta nuestros problemas y lo peor involucramos a nuestros seres queridos. Gracias a Dios, han surgido desde mucho tiempo escuelas, que han realizados aportes a través de investigaciones concernientes con los  temas relacionados a la familia, matrimonio, parejas, y muchos más, está en nosotros buscar la ayuda que necesitamos y empaparnos en los mismos y en todos aquellos que sean necesarios para mejorar muestra calidad de vida en nosotros y en las personas que nos rodean.
     Bien, con respecto al planteamiento anterior, sabemos que no estamos entrenados, ni educados para el matrimonio, mucho menos para ser parejas, sin embargo, nos atrevemos a formar pareja con alguien que está igual o peor que uno, aun así, vamos con optimismo de poner todo de nuestra parte, cosa que muchas veces resulta sumamente difícil, debido a muchas diferencias de carácter, sexo, cultura, aprendizajes, historias de vida, creencias, deferentes contextos familiares, lo cual dificulta la armonía y pone en peligro la consolidación con nuestra pareja.
     Pareja es el conjunto conformado por dos personas, animales, o cosas que mantienen una relación o semejanza, el término también es aplicado a cada uno de los miembros que conforman la pareja.
     El término suele ser asociado a la relación sentimental entre dos personas (un noviazgo, o matrimonio).
     La pareja es mucho más que dos, en su vida y desarrollo inciden las transformaciones sociales, las variables demográficas, la crisis económica, el problema laboral los valores y creencias personales, los fenómenos culturales etc.
     Es importante señalar que la pareja hace referencia al vínculo amoroso y no al estatus jurídico de la relación: hay parejas circunstanciales, otras que mantienen un noviazgo, algunas llegan al matrimonio.
     La relación de pareja constituye  el espacio socioafectivo básico del desarrollo del adulto y por tanto en centro de su expresividad y desarrollo emocional. Es evidente su significación en la salud mental de los individuos. Esta relación puede ser una posible fuente de estrés o por el contrario, de apoyo psicosocial.
     Manuel Barroso plantea: “Una pareja son dos diferentes, un hombre y una mujer, provenientes de dos culturas familiares diferentes, conformando dos maneras de ser y existir, de ver la vida, quienes al juntarse deciden compartir tiempos y espacios, vidas y necesidades…Sin embargo , cuando la pareja entra en la intimidad de la relación, están entrando en el país de las maravillas, con buenas dosis de ingenuidad, hasta que los acontecimientos los despiertan del trance hipnótico y caen en cuanta con dolor que ser pareja en más que sueños, necesidades y expectativas…” Y agrega Barroso: “Y ambos hombre y mujer, cuando forman una pareja, apenas sin son conscientes que entran en una relación compleja, sin mayor preparación, con escasa conciencia y que se enfrentan a un mundo complejo de emociones, manejo de diferencias, de incertidumbres con los prejuicios típicos de alguien que siente que pierde territorio e intimidad.”


      Una relación de pareja funcional, es aquella que apoya, por lo que puede considerarse una fuente de apoyo psicosocial, pero al permitir una buena comunicación tiene una función catártica e incrementa la seguridad y la autoestima, (todos estos elementos juntos) constituye una disminución significativa de la influencia socioambiental.
     En la relación de pareja ambos deben colaborar con las diferentes responsabilidades como, ganar dinero, atender la casa, relaciones sociales y relaciones sexuales, ser padres. Según la manera de atender o asumir estas responsabilidad se podrá determinar si es o no una relación sana o disfuncional.
       De acuerdo a investigación realizada por Isabel Stange Espínola (2007), manifiesta: en la actualidad existen múltiples estudios de pareja, desde diferentes perspectivas (biológicas, psicológicas, social o antropológica) y con diversos aspectos, sin embargo es posible distinguir algunas características entre una relación de noviazgo funcional y una disfuncional.

 La relación funcional es dinámica, en constante cambio, permite el crecimiento y desarrollo y se opone a relaciones estáticas o rígidas, una pareja funcional puede tener puntos de vista diversos, así como espacios para expresar opiniones, hablar, analizar y discutir distintos temas en un ambiente de respeto y tolerancia, con respeto por la individualidad del otro, con espacio para la intimidad y la expresión libre de sentimientos de enojo, vergüenza, amor, ternura o celos.

 “Es un proceso que sigue un curso de desarrollo con reglas y normas establecidas implícita y explícitamente y estas reglas de funcionamiento tienen relación directa con el desarrollo de la pareja, la libre expresión de las emociones y la existencia de espacios para expresar el amor, agrado o desagrado ante determinadas situaciones”.

PAREJAS DISFUNCIONALES:


     Son relaciones que no funcionan, generalmente se convierten en relaciones codependientes, donde uno de sus miembros se siente controlado o manipulado  por el otro; donde se tienen comportamientos obsesivo compulsivo y mucha dificultad para poner límite en la relación.
     Son muchas las parejas que permanecen en este tipo de relación, por diferentes causas, muchas veces de involucran inconscientemente en relaciones que les humillan, le destruyen, rechazan, desvalorizan y destruyen y hasta se hace presente la violencia sexual, verbal y física, en otras oportunidades, las personas aceptan este tipo de relación porque ha sido el modelo aprendido desde la infancia, en la cual los patrones de convivencia se fundamentaron en el abuso.
     Igualmente, estas personas han tenido grandes carencias afectivas, con respecto a las personas más significativas como la madre, el padre, entre otras, y solo han recibido tratos violentos.
      En el caso de la mujer de estas relaciones disfuncionales, se les ha enseñado a ser responsables en su relación de pareja, “es aguantar lo que sea”, todo tipo de abuso físicos, psicológicos, en lugar de reconocer que se trata de una relación dañina; generando una relación dependiente, similar a cualquier adicción, lo que hace difícil el manejo de la salud física, emocional y psicológica de la pareja.
     Es necesario señalar que en toda relación de pareja surgen problemas, entre estos se pueden destacar los problemas prácticos (mantenimiento, cubrir las necesidades básicas, planes, expresiones expresivas, entre otros) y los problemas emocionales, son las consecuencia de las soluciones de los problemas prácticos. Sin embargo si la pareja tiene un funcionamiento sano, pueden tener desacuerdos,, contrariedades, frustraciones, pero lo resolverán de manera asertiva. Pero si la pareja se deja llevar por sus respuestas emocionales y se comporta de forma violenta y sus discrepancias se reducen de manera considerable para convertirse en miedos profundos.
      La actitud de las personas en una relación disfuncional los puede conllevar al desamor que con frecuencia se manifiesta por medio de reacciones emocionales fuertes frente a cualquier indicio de desaire o maltrato.
     

Competencias básicas, necesarias y útiles para la integración y crecimiento de la relación de pareja

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    Barroso expresa: “La falta de preparación, aunada a las diferencias individuales, se traduce en conflictos, relaciones disfuncionales, y muchas terminan en la disolución del vínculo. Por lo que se hace necesario que las parejas desarrollen las competencias necesarias para una sana convivencia y un desenvolvimiento funcional.

     Propone cuatro competencias básicas, necesarias y útiles para la integración y crecimiento de la relación de pareja. Estas competencias a ser desarrolladas son: a) La comunicación, b) el manejo de conflicto y la negociación, c) la capacidad para el cambio y el crecimiento y d) la para contextualizarse como pareja.
     
- La comunicación:

     Es tal vez el factor más importante para la consolidación y crecimiento como pareja. Sobre esta competencia, que actúa como plataforma, es que se hace posible que se construyan las otras competencias. La comunicación es fundamental para el desarrollo de la vida de pareja. Podríamos decir que “así como es necesaria la respiración para la vida, así es necesaria la comunicación para la relación de pareja”.
     Ahora comunicar no es informar. Comunicamos no para informar a nuestra pareja, sino para relacionarnos con ella. Eso requiere desarrollar la capacidad de contactar con nuestra pareja, lo cual supone desarrollar empatía, actitud de escucha, así como congruencia entre el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal (tono, corporalidad, gestos, silencio, etc.) con el que nos interrelacionamos con él o ella.
    
     La comunicación como proceso
     Por otra parte, la comunicación en la pareja necesita ser vista como un proceso. No surge espontáneamente ni producto de un acuerdo puntual. Requiere ser forjada a través de un largo proceso de conocerse, de valorar las diferencias y de la aceptación del uno al otro.
    La comunicación íntima, edificante y efectiva no es automática ni fortuita. Hay que trabajarla, establecerla / edificarla, y luego preservarla, nutrirla, y también repararla cuando se daña. Y esto es un proceso, que conlleva una inversión importante de disposición, paciencia, perseverancia, esfuerzo, enfoque y tiempo.
     Este proceso, según el concepto bíblico, requiere además de dos ingredientes esenciales: amor y respeto. En el sentido, de que el amor es el lenguaje que entienden las mujeres, y el respeto es el leguaje que entienden los hombres. Ahora, amor y respeto no son caminos fáciles ni automáticos. Forjarlos requiere esfuerzo, enfoque y tiempo. La clave para la vida de pareja es el entendimiento mutuo del idioma del otro. Si estos dos idiomas no se manejan en la relación de pareja, entonces no habrá buena comunicación. Hablar el idioma del amor y el respeto, implica utilizar otro vocabulario, diferente a la crítica, la indiferencia, la rudeza, la manipulación, entre otros.
     
Intimidad: La comunicación en la pareja
      Otro elemento necesario a cultivar para construir una comunicación efectiva en la pareja, es el tema de la intimidad, vale decir, compartir sus sentimientos, sus intimidades, establecer una relación emocionalmente cercana, dialogar con el otro, para expresar con libertad lo que siente, lo que necesita, y desea, siendo escuchado y acogido por el otro, relacionarse con transparencia y autenticidad. Pero a muchas parejas la intimidad les intimida.

     La intimidad es un componente esencial en los vínculos de pareja. Sin embargo este es tal vez uno de los elementos más descuidados en la comunicación en la pareja. Dicen estudios realizados sobre la comunicación en la pareja, que el tema de la intimidad es el cuarto tema en prioridad que abordan las parejas en su comunicación, estando en prioridad el tema de los hijos, la economía doméstica y los asuntos del entorno.
    
-Manejo de conflicto y negociación

     Peterson (1983) definió el concepto de conflicto como un proceso interpersonal que se produce siempre que las acciones de una persona interfieren con las de la otra. Es así que las parejas se encuentran a menudo en situaciones de conflicto cuyas razones son múltiples: El dinero, la actividades de la casa, las relaciones con los parientes, las diferencias de valores, las expectativas sobre la relación, las filosofías de vida, las diferencias religiosas, el uso del tiempo libre, la falta de atención, la sexualidad, la planificación del nacimiento de los hijos y la crianza, las relaciones con las amistades y la carencia de conocimientos o destrezas de comunicación, de formas de solución de conflictos y de negociación.
     
El conflicto funcional

     El conflicto es inevitable dada las diferencias en cada uno de los miembros de la pareja, por lo que evitar el conflicto es inútil; el conflicto es intrínseco a las relaciones. Ahora el conflicto puede ser disfuncional si erosiona / destruye la relación o puede ser funcional si sirve para el cambio y el crecimiento. El conflicto es productivo cuando favorece la resolución de un problema, ayuda a liberar emociones (estrés, ansiedad), fomenta la cooperación de la pareja al conocerse mejor, posibilita una comunicación más auténtica, ayuda a la pareja a desarrollar nuevos entendimientos y destrezas. Las parejas, pues, necesitan desarrollar la capacidad para manejar los conflictos y llegar a acuerdo, con una actitud de compromiso.

     - El cambio y el crecimiento como pareja

     “No hay excusas ni un devolverse cuando el crecimiento se hace necesidad”.
Manuel Barroso

      Las parejas conforman un sistema abierto y dinámico en constante cambio. Por ser un sistema abierto está sujeto a las influencias del entorno, y como tal necesita desarrollar la capacidad de adaptarse y contextualizarse, para lo cual necesita tener apertura al cambio.

      Cambiar es una necesidad inherente a todo sistema. El cambio está asociado a la necesidad de crecimiento. Las parejas nunca son un producto acabado, siempre están en proceso de crecimiento. Cuando los sistemas (organizaciones, familias, parejas, etc.) se estancan, envejecen e impasan, la necesidad del cambio se hace evidente. Como lo expresa Manuel Barroso: “Cambio significa una oportunidad para el crecimiento”. No cambiar es no crecer. Resistirse al cambio es resistirse al crecimiento.
      Las parejas necesitan cambiar para dar paso al crecimiento. Cuando no hay crecimiento lo que hay es estancamiento, y el estancamiento engendra corrupción. Todo lo que deja de crecer, decrece, se corrompe, decae. Crecer como pareja es evidencia de sanidad en la relación de pareja. Y sólo en sanidad se puede crecer, el crecimiento se da no desde lo patológico, sino desde la necesidad. Ahora, no hay crecimiento sin cambio. El cambio es el sendero por donde se abre paso el crecimiento.
      Por otra parte, el cambio visto como la necesidad de crecimiento, va más allá de una acción puntual y episódica, o de adoptar una receta rápida y fácil. Es más profundo que la simple solución cosmética a un problema puntual. Por el contrario, implica un proceso de acoplamiento, conocimiento, revisión, contextualización de la relación. Se requiere además el asumir la responsabilidad de que el cambio ocurra en el contexto de la pareja, a lo largo de todo su ciclo de vida. Hasta aquí”


FUENTES DE INFORMACIÓN
Galdeano Armendía Jesús M. (1995). La vida en pareja. Evolución y problemática actual. IV Jornadas Nacionales de familia. Editorial San Esteban. Salamanca
Barroso Manuel (2014). Ser familia. Kindlie Edition 

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