IMPORTANCIA DE MANTENER SANA LA SALUD,
FÍSICA, MENTAL Y ESPIRITUAL
En este blogs trato temas que alteran al individuo y este a su vez afecta a la familia tanto desde el punto de vista
positivo como negativo según sea el caso, ya que esta constituye un sistema con
cada uno de sus miembros, los presento con el fin de educar a las personas para
que estén informados y a la vez prevenidos en el mantenimiento de la salud y
así poder tener mejor calidad de vida.
El tema que ahora presentaré está
relacionado son la salud integral del individuo, desde lo físico, mental o
emocional, y lo espiritual, con el fin de mantenernos ilustrados, así como
algunas recomendaciones de cómo hacer para que nuestra salud este en un aspecto
adecuado y en condiciones apropiadas, por lo que realizaré una recopilación que
permita tener los conocimientos mínimos necesarios para tal resultado.
¿Qué
es la salud?
La salud entendida en un sentido amplio como el bienestar
físico, psicológico, y social, va mucho
más allá del esquema biomédico, abarcando la esfera subjetiva y del
comportamiento del ser humano. No es la ausencia de alteraciones y de
enfermedad, sino un concepto positivo que implica distintos grados de vitalidad
y funcionamiento adaptativo.
Según los siguientes autores:
Según Brenner Wrubel (1989). El bienestar como sentimiento
subjetivo, es el resultado de experimentar salud o autopercibir que el
organismo funciona de manera congruente e integrada.
Para
San Martín (1982). El bienestar
biológico, mental y social, no es un simple accidente en la vida, o un premio o
castigo que nos cae del cielo, se corresponde con situaciones ecológicas,
económicas y sociales bien precisas, que el mismo individuo, a través de la
historia, ha provocado.
Dubos (1985), sostiene que la salud es “el
estado de adaptación al medio y la capacidad de funcionar en las mejores
condiciones de ese medio”.
En el concepto de salud están implicados,
las distintas partes de nuestro sistema, constructor que está relacionado con
la interconexión e integración de múltiples niveles. Existe un principio
psicofisiológico básico que Green y Green (1979) expresan: “cada cambio en el
estado fisiológico es acompañado por un cambio apropiado en el estado mental-
emocional, consciente o inconsciente, es acompañado por un cambio apropiado en
el estado fisiológico”.
La salud es un estado y al mismo tiempo,
un proceso dinámico cambiante.
Continuamente se sufre alteraciones en el medio interno, físico y
psicológico, así como en las relaciones interpersonales, las cuales suponen
permanentes reestructuraciones de los esquemas internos.
La organización mundial de la salud (OMS,
1983) ha emitido las siguientes recomendaciones para el ámbito sanitario:
• Promover la responsabilidad individual
por medio del fomento de la autonomía personal
• Destacar los aspectos saludables de la
vida y de las personas, en lugar de fijar la óptica de la enfermedad.
• Favorecer la comunicación
interprofesional en el abordaje de los problemas sanitarios.
• Estimular la participación de la
comunidad en los problemas sanitarios.
(Oblitas
Luis 2005)
Causa de las enfermedades:
En la actualidad sabemos que la mayor
parte de las enfermedades son causadas por microbios, organismos muy pequeños
que viven alrededor de nosotros y, por ser tan pequeños, no podemos verlos a
simple vista. Algunos microbios viajan a través del aire, otros pasan de
persona a persona y otros pasan de los animales e insectos a las personas. Por
esta razón debemos hacer los esfuerzos posibles para evitar la entrada a la
casa de insectos y animales tales como las ratas, entre otros.
Es más, todo desecho animal o humano debe
eliminarse en forma adecuada. El desecho, tanto humano como animal, contiene
muchos microbios peligrosos, en especial si proviene de personas o animales
enfermos. Si lo dejamos al descubierto, atraerá las moscas y otros insectos, al
igual que los roedores. Al mezclarse con la basura, estos insectos y animales
los invaden los microbios; después, dichos insectos y animales entran en
nuestro hogar y se posan en nuestro alimento, en los utensilios de cocina y
otros objetos que nosotros también tocamos. Los microbios que hayan sido
depositados en estas cosas pueden enfermarnos.
Al entrar en el cuerpo, los microbios
pueden causar muchas clases de enfermedades. Si queremos eliminarlas debemos
eliminar también los microbios que las causan.
Como prevenir las enfermedades:
Desarrollando y practicando los buenos
hábitos de la higiene, protegernos contra las enfermedades por medio de
inmunizaciones (vacunas). La poliomielitis, por ejemplo, es una enfermedad que
hace un tiempo mataba y lisiaba a muchas personas. Hace unos pocos años un
médico-científico descubrió la forma de proteger a las personas de tan terrible
enfermedad dándoles una inmunización o vacuna.
En casi todo el mundo, podemos recibir
vacunas en el hospital y en el consultorio médico. Podemos vacunarnos contra
enfermedades tales como el sarampión, las paperas, la rubéola, la difteria, la
tos convulsiva, la fiebre tifoidea, la viruela, la poliomielitis, la influenza
o gripe y el tétanos.
Usar
cuidadosamente medicinas de
acuerdo con las instrucciones que nos den los médicos. Nunca debemos ingerir o
usar los medicamentos que el doctor haya recetado a otra persona.
En caso de una enfermedad, la mejor ayuda
médica disponible la proporciona un médico o un hospital. No sólo debemos
acudir a los médicos o a las clínicas de salud cuando estemos enfermos, sino
que también debemos pedirles que nos capaciten con respecto a los buenos
hábitos de higiene.
La
salud física
La Salud Física consiste en el buen
funcionamiento fisiológico del Organismo, es decir, cuando las capacidades o
las funciones físicas se desarrollan de manera normal.
La salud física se define como la
condición en la que se encuentra el cuerpo. Cuando el cuerpo funciona de la
forma para la cual fue diseñado, está en buena salud física.
La buena salud es realmente lo que define
como la capacidad de funcionar de acuerdo a la forma en que el cuerpo ha sido
diseñado para funcionar.
Las causas que afectan a la salud física
caen dentro de cuatro categorías; no siempre se puede controlar todo que afecta
físicamente al cuerpo. Sin embargo, se puede hacer lo mejor que pueda para
prevenir daños y ayudar a que funcione adecuadamente.
Estilo
de vida. Este es el elemento de la salud física sobre el cual tenemos mayor
control. Esto incluye nuestra dieta, salud emocional, nivel de actividad
física, y nuestro comportamiento. Hay cosas que podemos cambiar de nuestro
estilo de vida para ayudar a que nuestro cuerpo se mantenga saludable. El uso
del tabaco es un problema para mucha gente.
Biología
Humana. Nuestra genética y nuestra química pueden incluir anormalidades.
Eso puede dificultar el lograr una plena salud física. Hay formas en las que
nuestro cuerpo compensa las discapacidades. Aunque no se puede controlar
nuestra genética, sí se puede controlar la forma en la que se trata las enfermedades.
Medio ambiente. Nuestro medio ambiente incluye el tipo de
aire que respiramos, el lugar en el que vivimos y nuestro entorno. Es posible
que tengamos que cambiar nuestro entorno si éste es realmente malo para nuestra
salud física.
Servicios
de atención médica. Estos son los servicios que se ofrecemos que ayudan a prevenir, detectar o tratar las
enfermedades.
Por lo que es importante el deber de
cuidar los aspectos físicos, igual de significativo es nuestro bienestar, la salud mental y espiritual. Si se posee una
salud psíquica adecuada, se podrá desarrollar el potencial pudiendo afrontar
positivamente las situaciones estresantes que se presenten en la vida, como la
pérdida de un ser querido. A su vez, podrá pasar y compartir su tiempo con su
familia, amigos y la comunidad que le rodea.
Valorarse y aceptarse a sí mismo es un
aspecto clave para mantener su salud psicológica, lo que permitirá disfrutar de la vida por completo.
Sin embargo, si esto se convierte en una lucha, su habilidad de sentir,
expresar y manejar sus emociones positivas y negativas -especialmente la ira-
se verán afectadas. Por ejemplo, si tiene una enfermedad física crónica, ha
perdido a un ser querido, se ha jubilado o le han despedido, es posible que se
sienta bajo de ánimo y estresado. Estos sentimientos suelen pasar, pero en
ocasiones desarrollan otros problemas más serios, como la depresión o la
ansiedad.
Tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
• Todas las principales causas de muerte
tales como el cáncer, la enfermedad del corazón, el derrame (embolia), el
cáncer de pulmón y las lesiones pueden prevenirse por el estilo de vida y las
opciones que usted elige.
• Fumar y usar productos derivados del
tabaco son hábitos muy peligrosos. Fumar causa 440.000 muertes al año en los
Estados Unidos de Norteamérica. Existen más enfermedades que se pueden prevenir
(tales como el enfisema, el cáncer de la boca, garganta y de pulmón y la
enfermedad del corazón) que son por causa del uso del tabaco más que por nada
más. Mientras más pronto lo deje fumar mejor será.
• Limite la cantidad de alcohol que
usted bebe. Esto significa no tomar más de 2 bebidas alcohólicas al día en el
hombre y más de 1 bebida alcohólica al día en la mujer. Una bebida alcohólica
equivale a 1 lata de cerveza (12 onzas), a una copa de vino de 4 onzas o a una
copita para medir licor de 1 onza. Demasiado
alcohol puede dañar el hígado y contribuir al desarrollo de cánceres tales como
de la garganta y del hígado. El alcohol también contribuye a las muertes por
causa de accidentes automovilísticos, asesinatos y suicidios.
• Una dieta saludable tiene muchos
beneficios de salud. La enfermedad del corazón, ciertos tipos de cánceres, el
derrame, la diabetes y el daño a las arterias puede asociarse con lo que usted
come. Al elegir opciones de comida más saludables usted también puede disminuir
su colesterol y bajar de peso.
• El estar demasiado pasado de peso
aumenta su riesgo de tener la presión arterial alta, el colesterol elevado,
diabetes, enfermedad del corazón, derrame, algunos cánceres, enfermedad de la
vesícula biliar y artritis en las articulaciones que soportan peso como las de
la columna, caderas o rodillas. El contenido alto de fibra, dieta con contenido
bajo en grasa y el hacer ejercicio con regularidad le puede ayudar a bajar de
peso y a mantener el nuevo peso.
• El ejercicio puede ayudar a prevenir
la enfermedad del corazón, la presión arterial alta, la diabetes, la
osteoporosis y la depresión. También puede ayudar a prevenir el cáncer de
colon, el derrame y las lesiones en la espalda. Si hace ejercicio regularmente
se sentirá mejor y mantendrá su peso bajo control. Trate de hacer ejercicio
durante 30 a 60 minutos 4 a seis veces por semana, pero recuerde que cualquier
cantidad es mejor que nada.
• Exponerse a los rayos del sol está
asociado con el cáncer de la piel que es el tipo más común de cáncer en los
Estados Unidos de Norteamérica. Es mejor limitar la exposición al sol y usar
ropa y sombreros para protegerse del sol cuando está expuesto al sol. La crema
protectora solar también es muy importante. Ésta protege su piel y le ayuda a
prevenir el cáncer de la piel. Asegúrese de usar crema protectora solar durante
todo el año sobre la piel que está expuesta tal como en la cara y en las manos.
Use una crema protectora solar de amplio espectro con por lo menos un factor de
protección solar, FPS (SPF en inglés) de 15 y una que bloquee tanto la luz
ultravioleta A como la B.
• Practique el sexo seguro, el sexo más
seguro es aquel entre 2 personas que solamente están teniendo sexo entre sí y
que no tienen ninguna infección que se transmite sexualmente (STI en inglés) o
comparten agujas para inyectarse drogas.
Use
condones de látex y una crema espermicida (un producto que mata los
espermatozoides) o un gel espermicida. Hable con su médico sobre hacerse
pruebas para ITS cada año.
• Si su nivel de colesterol es alto,
manténgalo bajo comiendo bien y haciendo ejercicio. Usted también puede
disminuir su nivel de colesterol limitando la cantidad de colesterol que usted
come y dejando de fumar.
• Controle la presión alta, esta puede aumentar su riesgo de tener
enfermedad del corazón, derrame y enfermedad del riñón. Para controlarla, baje
de peso, haga ejercicio, coma menos sal, tome menos alcohol, no fume y tómese
la medicina si su médico se la prescribe.
• Manténgase al día con sus vacunas, los
adultos necesitan una vacuna de refuerzo para el tétano y la difteria cada 10
años. Su médico también puede substituir un refuerzo Td por la DTaP que lo
protege contra la tosferina. También debe ponerse una vacuna para la gripe
(influenza) cada año. Pregúntele a su médico si necesita otras vacunas.
• El cáncer de seno es la segunda causa
más común de muerte en las mujeres. Entre los 50 y los 74 años, las mujeres
deben realizarse una mamografía cada 2 años para detectar el cáncer de seno.
Las mujeres que tienen factores de riesgo de cáncer de seno, como antecedentes
familiares de cáncer de seno, podrían necesitar hacerse mamografías más a
menudo o empezar a hacérselas antes.
• El cáncer de cuello uterino en las
mujeres puede detectarse realizando pruebas de Papanicolaou en forma regular.
Debe realizarse su primera prueba de Papanicolaou en el término de 3 años de
haber comenzado a tener relaciones sexuales. Debe realizarse una prueba de
Papanicolaou, al menos, una vez cada 3 años, a menos que su médico sugiera que
usted necesita hacerlo más a menudo.
• Los adultos mayores de 50 años de edad
deben preguntarle a su médico acerca de un chequeo para cáncer colorectal. Los
hombres mayores de 50 años de edad deben hablar con su médico sobre los riesgos
y beneficios de hacerse un examen para detectar el cáncer de la próstata.
• Las pruebas para determinar la salud
están reemplazando al examen físico anual. En vez de que a cada persona le
hagan los mismos exámenes y pruebas, solo se le hacen los que son apropiados.
Hable con su médico de familia acerca de sus factores de riesgo y sobre qué
exámenes y pruebas son apropiados para usted.
• Haga que los beneficios de salud
esenciales y los servicios de atención preventiva trabajen para usted.
• Los beneficios de salud esenciales son
un grupo de categorías de servicio del cuidado de la salud que deben estar
cubiertas por ciertos planes.
Cómo mantener salud la mental, y emocional
La mayoría de las personas comprenden la
importancia de tener un cuerpo saludable. Sin embargo, muchas personas pasan
por alto la salud mental. Tener buena salud mental puede hacer la vida más
agradable.
La salud mental o emocional se refiere al
bienestar psicológico general.
Comprende
cómo te sientes contigo mismo, la calidad de tus relaciones y tu capacidad para
manejar tus sentimientos y hacer frente a las dificultades.
La salud mental suele entenderse como la
situación de equilibrio que un individuo experimenta respecto a aquello que lo
rodea. Cuando se consigue este estado, la persona puede participar de la vida
social sin problemas, alcanzando su propio bienestar.
De todas formas, puede decirse que la
salud mental es un estado de bienestar psicológico y emocional que permite al
sujeto emplear sus habilidades mentales, sociales y sentimentales para
desempeñarse con éxito en las interacciones cotidianas.
La salud emocional es el manejo
responsable de los sentimientos, pensamientos y comportamientos;
reconociéndolos, dándoles un nombre, aceptándolos, integrándolos y aprovechando
la energía vital que generan para que estén al servicio de los valores. Las personas emocionalmente sanas controlan
sus sentimientos de manera asertiva y se sienten bien acerca de si mismo,
tienen buenas relaciones personales y han aprendido maneras para hacerle frente
al estrés y a los problemas de la vida cotidiana.
En este sentido, los profesionales que son
unos auténticos expertos en la materia suelen establecer con mucha frecuencia
el hecho de que hay una serie de factores que indudablemente ayudarán a
cualquier individuo a tener una buena salud mental.
Entre
ellos se encuentran el relajarse, el hallar siempre tiempo para cuidarse a uno
mismo, contar con el respaldo y apoyo de amigos y familiares, y tener una vida
saludable donde el ejercicio esté muy presente.
El tener una buena salud mental capacita para funcionar bien en la vida
cotidiana, a la vez que se percibe el mundo de forma constructiva; esto hace
que sientas confianza para enfrentar desafíos, aprovechar oportunidades y
disfrutar la vida.
Factor
de Riesgo en Salud Emocional
El riesgo viene a ser la probabilidad de
que acontezca un hecho indeseado. Así, un factor de riesgo se entiende como una
condición individual o colectiva, o un indicador, que están en el individuo o
en su entorno y que puede aparecer o que generan las condiciones favorables
asociados con la aparición de un problema en particular.
Factores de riesgo emocional, son los
elementos o las condiciones que aumentan la posibilidad de que surja un
problema donde se activen los procesos emocionales que dan origen a reacciones
negativas, el factor de riesgo, es descrito como la característica o cualidad
de un sujeto o comunidad, que se sabe va unida a una mayor probabilidad de daño
a la salud.
Estos factores según Goleman (2005), se
encuentran presentes en variados escenarios donde se desenvuelven los seres en
relación como son: familiares, sociales, comunitarios, individuales y
escolares. Por otra parte, puede mencionarse que un mismo factor puede a veces
ser tanto de riesgo como de protección tal es el caso de la comunicación en el
entorno familiar. Esta será según su estilo: asertiva, pasiva o agresiva y de
acuerdo al caso, se presentarán las emociones de ira, cólera,
agresiones,
rechazo por algunos miembros de la familia, situación que pone en riesgo
personal y social a los involucrados. Mientras que por el contrario la
comunicación donde se brinda amor, comprensión, deseos de compartir en familia,
el riesgo se ve disminuido y existirá mejor salud emocional.
http://definicion.de/salud-mental/#ixzz4Gma6s292
La buena salud mental no es sólo la
ausencia de problemas de salud mental.
Estar
mentalmente o emocionalmente saludable es mucho más que estar libre de la
depresión, ansiedad u otros problemas psicológicos. Más que la ausencia de la
enfermedad mental, se refiere a la presencia de características positivas.
La salud espiritual
La espiritualidad es la manera en que
encontramos significado, esperanza, alivio, paz interior en nuestra vida.
Hay personas que la encuentran a través de
la religión; otras la encuentran a través de la música, del arte o de una
conexión con la naturaleza; otras, en sus valores y principios.
Algunas investigaciones muestran cómo las
creencias positivas, le alivia y la fuerza que da la religión, la meditación o
el rezo pueden contribuir a mejorar la salud, a un mayor sentido de bienestar.
Puede que la salud espiritual no cure una enfermedad, pero sí ayuda a sentirse
mejor, a prevenir problemas y a afrontar la enfermedad y la muerte.
¿Cómo podemos mejorar nuestra salud espiritual?
Cada uno es diferente, por tanto, lo que
funciona para unos puede que no funcione para otros. Tal vez a ti te sirvan
algunas de estas ideas.
Identifica cosas en su tu vida que te den
un sentido, que te aporten paz interior, alivio, fuerza, amor, conexión.
Dedicar cada día un tiempo para hacer
cosas que te ayuden espiritualmente: voluntariado, rezar, meditar, cantar,
leer, caminar en la naturaleza, pasar un rato a solas, practicar yoga, jugar a
algún deporte, asistir a algún servicio religioso…
La persona, cuando llega al límite de sus
fuerzas bien por las tensiones diarias, bien por otros motivos, cae en la
enfermedad. Unas veces se trata de dolencias físicas y otras son de tipo
psíquico.
Cuando
alguien sufre de una enfermedad crónica es fácil que pierda su espiritualidad.
Hay momentos en los que puede tener la tentación de olvidar sus creencias. Sin
embargo, es importante recordar que mantener una vida espiritual sana puede
ayudarle a enfrentarse a cualquier problema de salud física que surja. Somos
seres integrales. El equilibrio puede mantenernos saludables y ayudar a
recuperarnos.
Importancia de la espiritualidad para
mantener nuestra salud.
En el Congreso Internacional de Psiquiatría
“Alliances for MentalHealth” realizado en Caracas en 2003, Mezzich afirmó que
la Espiritualidad ha venido tomando importancia en los últimos años debido a la
noción de que la salud puede promoverse a través de las creencias religiosas y
su práctica. Sin embargo, actualmente al médico no se le enseña a manejar la Espiritualidad
del paciente, y en cuanto a aceptar sus efectos en el organismo se muestra
desconfiado, principalmente por el desconocimiento de la amplia gama de
estudios dirigidos a demostrar sus efectos y su mecanismo de acción (Monroe,
Bynum, Susi et al., 2003).
Es así como el concepto de salud expresado
en función del bienestar bio-psico-social y espiritual, queda en la teoría, a
falta de su aplicación en la práctica médica.
Este tema adquiere relevancia cuando
estamos ante enfermedades crónicas serias que requieren un cuidado a largo
plazo, donde la relación médico-paciente pasa a ser indispensable.
De ahí, la importancia de la utilización de
técnicas dirigidas a activar la conexión mente, cuerpo y espíritu, como son: la
relajación, la visualización, la meditación, yoga, Tai Chi o Qi Gong, o,
incluso, escuchar música y hacer contacto con la naturaleza, como lo demuestran
las investigaciones realizadas. Todas estas técnicas tienen en común el
mejoramiento del autoconocimiento y el autocuidado del paciente. Promueven que
el paciente perciba la enfermedad como una oportunidad para el crecimiento personal
y a los profesionales de la salud como catalizadores de este proceso.
Dichas técnicas presentan riesgos físicos
y emocionales mínimos y son fáciles de aprender (Nacional Center for
Complementary and Alternative Medicine, 2004)
Espiritualidad
y Salud
Se ha determinado que la Espiritualidad está
asociada con una mejor salud y calidad de vida, asimismo, con una menor
propensión al suicidio, incluso en pacientes terminales (Mueller, Plevak y
Rummans, 2001).
Está reportado cómo puede tener un
profundo efecto en los niveles de ansiedad y de depresión, y en la velocidad de
recuperación (Irwin, Patterson, Smith et al., 1990). De esta manera, la
Espiritualidad puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza
promoviendo la calidad de vida y la adaptación a la enfermedad (Hebert y
Jenckes, 2001)
Un estudio longitudinal en adultos tardíos
encontró que tanto la religiosidad como la Espiritualidad traen bienestar; la
primera porque incentiva las relaciones personales positivas, el compromiso con
la comunidad y la productividad; y la segunda porque motiva el crecimiento personal
y la participación en tareas creativas o de autosuperación (Wink y Dillon, 2003).
No obstante, se debe distinguir la Religiosidad
de la Espiritualidad; en el primer caso se trata de personas involucradas en
las creencias, valores y prácticas propuestas por una institución organizada, y
la búsqueda de lo divino se logra a través de una manera de vivir; mientras que
la Espiritualidad puede definirse como la búsqueda de lo sagrado o de lo divino
a través de cualquier experiencia de la vida, de manera que el término
Espiritualidad es más universal (Koenig, 2000).
Una definición más amplia de
Espiritualidad debería incluir sentimientos de estar conectado con uno mismo, con
la comunidad y la naturaleza, y propósito en la vida (Mytko y Knight, 1999).
Por otra parte, Thoresen (1998), dice que el término religioso se relaciona con
la adhesión de una persona a creencias, valores y prácticas propuestas por una
colectividad, la cual prescribe maneras de ver y vivir la vida.
Debido a que todas las religiones intentan
promover la Espiritualidad a través de sus principios, existe una gran
confusión acerca del dominio de estas variables. Mytko y Knight (citados
anteriormente), afirman que la Espiritualidad y la Religiosidad no son conceptos
excluyentes y pueden solaparse o existir separadamente, debiéndose por ello
categorizar e interpretar cuidadosamente.
La Espiritualidad, es la manera cómo la
gente entiende y vive su vida, en la búsqueda de su significado y valor,
incluyendo un estado de paz y armonía.
También
ha sido relacionada con la necesidad de encontrar respuestas satisfactorias
acerca de la vida, la enfermedad, y la muerte (Brady,Peterman, Fitchett et al.,
1999).
El
National Institute for Healthcare Research define Espiritualidad como la
búsqueda de lo sagrado y lo divino, a través de cualquier experiencia de la
vida o del camino (Larson, Swyers y McCullough, 1998).
Según Ross (1995), la Espiritualidad se define
con base a tres aspectos primordiales: significado y propósito, la voluntad de
vivir, y la fe en uno, en los demás o en Dios. Por lo tanto, la Espiritualidad
puede influenciar la recuperación a través de una profunda comprensión del
propósito o significado de la vida o por un deseo intenso de vivir (Cotton,
Levine, Fitzpatrick et al., 1999).
Oración y su efecto en la salud
Un aspecto a considerar, en relación a la
Espiritualidad, es el efecto de la oración. Ésta ha sido objeto de numerosas
investigaciones con la finalidad de establecer cómo ejerce su efecto sobre la
salud. Las preguntas que se hacen los investigadores tienen que ver con su
mecanismo de acción en la sanación: ¿tiene que ver con el efecto sobre las
creencias religiosas del individuo?, o ¿actúa disminuyendo el estrés que
complica la evolución de la enfermedad?, o ¿tiene que ver con un nexo entre el
hombre y el todopoderoso como muestran algunos estudios neurológicos recientes?
Benson (2000), quien dirige el Instituto
Mind-Body en la Universidad de Harvard, ha venido estudiando desde hace 30 años
el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en el efecto que
tiene sobre el cuerpo la meditación, forma budista de rezar. Reporta, que todas
las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el
estrés, calma el cuerpo y promueve la sanación.
Benson (ya citado), ha documentado en MRI
Scan (magnetic resonante imaging) del cerebro, cómo se producen cambios físicos
en el cuerpo cuando alguien medita.
En la medida que se va profundizando la
relajación, comienza una intensa actividad en los lóbulos temporal y parietal,
que son los encargados de controlar la orientación espacial y establecer distinciones
entre el sí mismo y el mundo.
Se produce una quietud que envuelve todo
el cerebro. Al mismo tiempo, los lóbulos frontal y temporal se liberan y la
conexión mente cuerpo, se disuelve. El sistema límbico, responsable de nuestras
emociones, también se activa. Todo esto da como resultado que el cuerpo se va relajando
y la actividad fisiológica se hace más controlada.
Plantea dicho autor, entonces, ¿esto
significa que nos estamos comunicando con un ser supremo? Y responde, “Si usted
es religioso, es producida por Dios, si no es religioso, entonces proviene del
cerebro”.
En cuanto a su efecto sobre los
neurotransmisores, se encontró cómo la liberación endógena de dopamina en el cuerpo
estriado ventral aumentaba durante la meditación Yoga Nidra, fenómeno que se
asoció al menor deseo de moverse y a la sensación de bienestar que caracterizan
esta técnica. Al estar en un estado de meditación consciente, se suprime la
transmisión corticoestriada glutamatérgica (Kjaer, Bertelsen, Piccini et al.,
2002: 255-259).
En Rusia estudiaron la actividad electroencefalográfica
de meditadores expertos, demostrándose una serie de cambios que están ausentes en
meditadores novatos: alta coherencia en el lóbulo frontal izquierdo con otras
varias áreas cerebrales; hubo
correlación
positiva entre la actividad frontal theta (ondas eléctricas cerebrales de baja
frecuencia producidas también durante el sueño inicial) y los sentimientos de
bendición, y una correlación negativa entre la aparición de pensamientos y la
actividad frontal theta. Esto confirma que tanto la reducción de pensamientos
como el experimentar sentimientos de bendición están relacionados con actividad
frontal theta (Aftanas y Golocheikine, 2001).
Los efectos beneficiosos que tiene la
oración para la salud quedaron demostrados en una investigación que duró 10
meses (Byrd, 1988) y fue hecha en el hospital general de San Francisco, donde
se obtuvo una mejoría mayor en un grupo de pacientes que recibía oración
exterior además del tratamiento convencional en relación a un grupo control que
sólo recibía tratamiento convencional.
El grupo de personas que no sabía que estaban
orando por ellos, presentó menos fallas congestivas, menos paros cardíacos y
una mortalidad significativamente menor que el grupo control. Este estudio nos
lleva entonces a pensar que hay otros factores, además de la fe, que
intervienen en la sanación del paciente.
Los mismos resultados se obtuvieron en
otro estudio más reciente (Harris, Gowda, Kolb 1999).
En un ensayo clínico doble ciego aleatorio
se estudió la influencia de la oración en el éxito de la fertilización in
vitro. El grupo que tuvo oraciones por parte de terceros, mostró mayor cantidad
de embarazos en comparación con las que no recibieron oraciones (Cha y Wirth,
2001).
Koenig
(ya citado), en la universidad de Duke, hizo una revisión de 1200 estudios
hechos acerca del poder de la oración sobre la salud y reportó que las personas
religiosas tienden a hacer una vida más saludable: fuman menos y tienen un
menor consumo de alcohol, lo que favorece que se enfermen menos.
Entre
algunas conclusiones de importancia en estos estudios:
·
Las personas hospitalizadas que nunca han
asistido a los servicios religiosos permanecen tres veces más tiempo que
aquellos que asisten regularmente.
·
Los pacientes cardiovasculares morían 14 veces
más frecuentemente después de la cirugía, si no participaban en alguna
religión.
·
Las personas mayores que nunca han asistido a
la iglesia tienen un promedio de arritmias, el doble que las personas que
atienden a un servicio religioso.
·
En Israel, las personas religiosas tenían un
promedio del 40% menos de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer
Numerosos son los estudios que sugieren la
relación entre salud y la Espiritualidad y cómo a través de ésta se favorecen
los mecanismos de afrontamiento a la enfermedad (Carver, Pozo, Harris et al; Ginsburg
M., Ginsburg A., Quirt. 1995;
Roberts, Brown, Elkins 1997; Acklin,
Brown y
Mauger, (1983), Jenkins y Pargament, (1995). Los investigadores
concluyen que altos niveles de creencias acerca del control por Dios, estaban
relacionados a altos niveles de autoestima por lo que se piensa que las
prácticas y las creencias religiosas capacitan a la persona a tener esperanzas.
Espiritualidad y Función Inmune
Son pocas las investigaciones en las que
se relacionan las creencias religiosas y la función inmune, sin embargo, existen
evidencias de que las prácticas religiosas (oración, meditación, la fe) pueden
estar asociadas a niveles inferiores de cortisol plasmático, así como a una
función inmune estable (Koenig, 2000: 288).
En 106 sujetos VIH positivos se reportó
que aquellos que sobrellevaban su enfermedad religiosamente (poner su fe en
Dios, buscar confort en la religión) tenían menores puntajes en la Escala de
Depresión de Beck. A su vez, aquellos que tenían un comportamiento religioso
(oración, leer literatura religiosa, ir a centros religiosos) tuvieron mayor
conteo de linfocitos CD4+ (Woods, Antoni, Ironson et al., 1999).
En un estudio se sometieron 25 sujetos a
un período de entrenamiento en meditación que duró 8 semanas. Cuatro meses
después, aún se observaba un incremento de la actividad electroencefalográfica
en el lóbulo frontal del lado izquierdo, zona anteriormente relacionada con ciertas
formas de emoción positiva y
cuya activación
se asocia a una mejor función inmune de las células NK (Davidson, Rabat-Zinn,
Schumacher et al., 2003: 564-570).
Mc
Clelland (1998), enfocó la experiencia religiosa más que la vinculación
religiosa (asistencia a servicios religiosos).
La inmunoglobulina A en saliva era
significativamente mayor en estudiantes que habían visto un film sobre la Madre
Teresa de Calcuta, que en otro grupo que había visto un film sobre la segunda
Guerra Mundial, donde se mostraba la persecución de los judíos por Italia y
Alemania.
Se ha estudiado la influencia que tenía la
vinculación religiosa sobre las Interleukinas 6, encontrándose que quienes
asistían con frecuencia a los centros religiosos tenían niveles inferiores de
Il-6 comparados con los que no asistían (niveles bajos indicaban una función
inmune estable) (Koenig, Cohen, George et al., 1997: 233-250).
Se hizo una revisión bibliográfica acerca
del papel que tiene la Espiritualidad sobre la salud, y se evidenció experimentalmente
cómo la Espiritualidad puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza,
ya que capacita al individuo a hacer cambios positivos en su estilo de vida y a
tomar conciencia de cómo las creencias, actitudes y comportamientos pueden afectar
positiva o negativamente su salud.
Se concluye que las prácticas religiosas
pueden ayudar a las personas a sobrellevar el estrés del día a día, y
especialmente, a aquellas sometidas al estrés agudo.
La Religiosidad y la Espiritualidad, como estrategias
de afrontamiento, parecen estar asociadas a una mejor salud mental y a una
rápida adaptación al estrés, particularmente, al estrés prolongado.
Biografía